La Banca pública es aquella cuyos ingresos provienen del sector público y donde la propiedad y control de la institución pertenecen al Estado.
La Banca pública en América Latina ha tenido un papel preponderante en el desarrollo económico de la región. Ha sido el pilar del modelo de desarrollo de “sustitución de importaciones” a lo largo de varias décadas, desde la gran depresión hasta la crisis de la deuda externa del sector público (Girón y Correa, 1996).
La Banca pública desde sus inicios ha desarrollado un papel prioritario en el sistema financiero, incentivando las inversiones mediante recursos públicos para la creación de empleo y la generación de procesos de industrialización en determinados sectores, donde sin ayuda estatal hubiese sido imposible crecer.
Producto de las reformas económicas, financieras y comerciales, derivadas de la aplicación del modelo neoliberal que han generado un estado subsidiario, han quebrado las industrias nacionales y han privatizado diferentes sectores productivos, entre ellos el sector financiero. Así, la banca pública ha adquirido un papel secundario.
Las empresas y gobiernos de economías emergentes se ven enfrentados a la necesidad de buscar recursos en los mercados privados de capital para cubrir sus propios requerimientos financieros, ante la dificultad de hacerlo por medio de financiamiento público. (Duarte, 2010).
La transformación de la banca de desarrollo dentro del proceso de financiarización, como parte de un nuevo andamiaje institucional dentro del cual la labor de financiamiento pasa a manos de los intermediarios financieros, genera un paradigma en que la entrega de recursos está condicionada a la rentabilidad inmediata y a la eficiencia. Pero deja de lado proyectos de más largo plazo como los de inversión
en obras de infraestructura, que son claves para impulsar el desarrollo, y para los proyectos con mayor rentabilidad social. (Duarte, 2010).
En el marco de las reformas financiera neoliberales, se profundizaron los cambios estructurales en el sistema financiero que integraron los circuitos financieros nacionales con los internacionales.
A partir de los años ochenta, se privilegió el financiamiento mediante los fondos mutuos, los hedge funds, los fondos de pensión, las aseguradoras y los inversionistas no institucionales que pasaron a ser el instrumento hegemónico para el financiamiento a nivel macroeconómico. Los mercados financieros se impusieron sobre los organismos financieros internacionales. A nivel microeconómico la expresión de la financiarización se expresó, igualmente, en la Banca social auspiciada por intermediarios no financieros, cuya rentabilidad mediante las microfinanzas expresan la crisis del financiamiento del desarrollo. Por un lado, si bien las microfinanzas pro-emprendimientos tuvieron como objetivo prioritario disminuir la pobreza, por el otro, la rentabilidad que su obtuvo fue nimia, situando a los emprendimientos ciudadanos en los márgenes de las iniciativas económicas de sobrevivencia.
A partir del proceso de privatización de los bancos y con la apertura financiera a los mercados internacionales, las entidades de bancos del sector público disminuyeron fuertemente (Levy, Micco y Panizza, 2005). No obstante, hoy quedan unos pocos bancos públicos que siguen dirigiendo y acompañando las necesidades prioritarias del financiamiento al desarrollo como la Banca Pública China y el Banco Nacional de Desarrollo Económico Social (BNDES) de Brasil, entre otros.
Sin embargo, frente a la urgencia que han generado las crisis económicas, ambientales, sociales y sanitarias, denominada crisis COVID, el papel de la banca pública se ha visto revitalizado debido a que es una herramienta fundamental para el sostenimiento financiero de los agentes económicos más vulnerables del país y para el fomento del desarrollo en países de América Latina y en particular de Chile.
En este contexto, consideramos fundamental retomar la senda del desarrollo sustentable y de un sistema financiero que permita sostener las transformaciones que Chile demanda respecto de la garantización de los derechos. Para ello, proponemos crear un Banco Público que se exprese en la institucionalidad ya existente del Banco del Estado de Chile, que en sus inicios fue el resultado de la integración de la Caja de Crédito Hipotecario, la Caja Nacional de Ahorro, la Caja de Crédito Agrario y el Instituto de Crédito Industrial. Hoy el Banco del Estado posee una institucionalidad robusta y cuenta con una infraestructura que lo posiciona en el primer lugar del país en relación al número de sucursales que posee para la atención del público.
Planteamos la creación de un Banco Público que combine las funciones de la banca comercial y de banco para el desarrollo, de forma de que ambas labores articuladamente sustenten los requerimientos de financiamiento para el proyecto nacional de desarrollo sustentable del país.
La banca pública será una banca verde que otorgará fondos que no podrán ser invertidos en proyectos que no consideren los criterios verdes. Asimismo, la nueva banca pública fomentará la propiedad social mediante la creación de empresas nacionales en diversos sectores productivos para superar el actual modelo neoliberal extractivistay para reasignar al Estado un rol más activo.
La nueva banca pública se financiará mediante el uso de los actuales capitales con los que cuenta el Banco del Estado, del fomento al ahorro, de los nuevos instrumentos financieros estatales para el fomento productivo, del Fondo de estabilización económica y social (FEES), del royalty a la minería en Chile y de los ingresos de los bienes comunes nacionales, etc.
Se revitalizará la Cuenta Única Fiscal del Banco del Estado de Chile, para el uso de TODAS las instituciones públicas, lo cual generará un aumento patrimonial sustantivo para el banco, lo que respaldará financieramente las acciones de la nueva Banca Pública para el desarrollo sustentable.
Se promoverá el fortalecimiento de los siguientes sectores productivos:
Industria minera, se buscará el fortalecimiento de las iniciativas estatales para la generación de valor agregado en el cobre, en el litio y en otros minerales y tierras raras. (…)En esta industria, se promoverá el uso de tecnologías limpias para una mayor eficiencia en los procesos extractivos y la recuperación medioambiental de las zonas de sacrificio. Asimismo, se generarán acuerdos regionales para el desarrollo tecnológico asociados al almacenamiento energético que requieren hoy los nuevos procesos industriales verdes en el mundo, tales como las baterías de automóviles eléctricos y circuitos de conducción de información.
Financiamiento rural para las comunidades, se promoverán las acciones descentralizadas con el fin de fortalecer el desarrollo regional, territorial y comunitario, así como también la soberanía alimentaria y el empleo. En particular, se promoverá la agricultura familiar campesina y la generación de un almacén de semillas orgánicas y/o autóctonas.
Financiamiento para la construcción y adquisición de viviendas e infraestructura pública, mediante el otorgamiento de créditos y garantías destinadas a la construcción adquisición y mejoramiento de las viviendas. Preferentemente bajo el interés social y del medio ambiente, pero también con estándares adecuados para la promoción turística, en especial de aquellos sectores que tengan condiciones naturales para el desarrollo turístico. De esta manera, se contribuirá al incremento de la productividad y el desarrollo tecnológico relacionado con las viviendas, y el fomento productivo para el sector de la construcción y la industria forestal, así como también para la recuperación del bosque nativo.
Industria farmacéutica, se promoverá la generación de capacidades tecnológicas y productivas, para la producción de medicamentos e insumos hospitalarios de forma de disminuir el costo provocado por alguna patología, y por ende disminuir los costos en los que incurren el sector público y privado en salud.
Industria para el desarrollo de las tecnologías limpias, se promoverán procesos de investigación y desarrollo para el fomento de la producción de tecnologías verdes, vinculadas con el cuidado y la recuperación del medio ambiente y con el uso y la eficiencia energética en los distintos procesos productivos. Con un especial énfasis en el sector minero, pues provoca en nuestro país altos niveles de contaminación y zonas de sacrificio.
Industria metalmecánica, se buscará producir bienes de capital con el fin de abastecer en una primera instancia repuestos para las maquinarias que se utilizan en las
empresas chilenas. En una segunda fase, se buscará la producción de maquinaria asociada fundamentalmente al sector minero y forestal, las que se utilizarán tanto para la industria nacional como para la exportación de estos bienes al mundo.
Industria del reciclaje y la generación de basura cero, se fomentará la articulación entre los distintos actores productivos, agentes del mercado e instituciones públicas para el adecuado reciclaje y la promoción de basura cero, tanto en las empresas como también en las comunidades y sus municipios.
Industria ferroviaria para la conectividad y el desarrollo logístico, se buscará la generación de una infraestructura que permita conectar a las regiones, los diversos procesos productivos y requerimientos sociales que tiene la población chilena en cada una de sus regiones, mediante la construcción de líneas de ferrocarril.
Es fundamental generar desarrollos logísticos que permitan fomentar la asociatividad y la articulación de diversos procesos productivos y regionales. Es así como se buscará construir las siguientes líneas de metro que se requieran, no solo para la ciudad de Santiago y los ramales que, por ejemplo, conectarán a Melipilla con Santiago, a Santiago con Valparaíso, a Temuco con Padre las Casas, a San Felipe con Batuco, a los Andes con Santiago, a Pirque con Puente Alto y a Santiago con el aeropuerto.
Industria digital, se promoverá el fortalecimiento de la generación de servicios digitales y de almacenamiento de información tanto de carácter nacional como para el uso de toda Latinoamérica. Asimismo, se considerará la generación de Big Datas para su uso en el diseño de un Smart City.
Empresa Nacional de Agua, se creará con el fin de generar un adecuado uso del bien hídrico. Asimismo, se garantizará la sustentabilidad y el cuidado de las principales fuentes hídricas, así como su recuperación y descontaminación según corresponda.
Financiamiento para la asociatividad, Pymes y Startup, se diseñarán planes de fomento para la asociatividad y para el desarrollo de las cooperativas, para el fortalecimiento de las organizaciones regionales de las Pymes y emprendedores, se incentivarán los procesos de innovación y uso de tecnologías limpias, como de inserción en la economía digital y en los sistemas de compras públicas. De tal manera que se aprovechen las economías de escala que se puedan lograr y aumenten sus niveles de producción y ventas.
Industria turística, se buscará la promoción de un turismo sustentable que articule los diversos sectores productivos en cada una de las comunidades y regiones de forma de generar economías virtuosas que aporten en el desarrollo regional en la generación de ingresos y en la distribución de la renta del sector turístico. Es así como se incentivará la articulación de los desarrollos culturales, con el patrimonio material e inmaterial, con las artesanías, con los sectores gastronómicos y los paisajes naturales, con la educación medioambiental o el ecoturismo y con el desarrollo de experiencias relacionadas con los procesos productivos de cada región. Se fomentará así tanto el turismo nacional como la generación de nuevas líneas de atracción turística para los extranjeros.
Fomento al cuidado del mar, el borde costero y de la pesca artesanal, se promoverán proyectos que cuiden las primeras 5 millas de mar, lo que redundará en que quede a mejor resguardo la zona de reproducción de los ecosistemas marinos. Se financiarán inversiones de actividades industriales, de comercialización y de extracción pesquera, con énfasis en el consumo humano, y que promueva habilitar las embarcaciones artesanales y semiindustriales con bodegas que faculten la conservación de la pesca a bordo con calidad para el consumo humano; se fomentarán las cooperativas orientadas por los principios de economía solidaria para agregar valor a los productos pesqueros para el consumo humano en las comunidades; se incentivarán nuevas líneas de fabricación y fábricas Pymes para la conservación en fresco, congelación y procesos biotecnológicos; se desarrollarán proyectos de inversión pública en lonjas pesqueras en las capitales de provincia y terminales pesqueros, en
muelles de desembarque y acopio, en las principales caletas pesqueras; y se fomentará el comercio de pescados en ferias y de venta por internet.
La Banca que Chile necesita la podemos realizar hoy, de manera que exista un sistema financiero que dé soporte a las iniciativas ciudadanas y para el desarrollo sustentable, en el marco de una sociedad con un buen vivir.