La Confederación de Sindicatos Bancarios y del Sistema Financiero, manifiesta su preocupación y alarma ante los despidos realizados por Banco de Chile al iniciar el año 2025, prácticamente al mismo tiempo que los medios de comunicación lo posicionan como el banco con mayores utilidades durante el año 2024, que superan el billón de pesos en ganancias ($1.207.392 millones).
Al finalizar la primera semana del año, fueron alrededor de 200 trabajadores de la unidad conocida como Banca de Nuevos Negocios (BNN) que fueron despedidos en Banco de Chile por el Artículo 161 (necesidades de la empresa), eliminando toda la sección a nivel nacional. Estos despidos se suman a los 457 puestos de trabajo eliminados por la misma institución entre octubre de 2023 y el mismo mes de 2024, catastrados en publicación de la Comisión del Mercado Financiero (CMF). Donde también aparecen Banco Santander con 352 despedidos, BCI con 220 y Scotiabank con 214 puestos de trabajo menos.
Según los registros de la CMF, durante el periodo 2023-2024 se cerraron 57 sucursales bancarias a nivel nacional, el mayor número de locales cerrados correspondió a Banco de Chile con 27 sucursales. Le siguieron Santander e Itaú con el cierre de 14 locales, BCI con seis y Scotiabank con cinco sucursales. El argumento generalizado de la industria para el cierre de puntos de atención es el cambio de comportamiento de los clientes que han transitado hacia la digitalización en su interacción con los bancos.
Estos números de oficinas cerradas difieren significativamente de las señaladas por los sindicatos bases de esta Confederación que, por ejemplo, solo en el Banco Santander estiman que se han cerrado más de 200 sucursales en los últimos años, de igual manera en el Banco de Chile.
En nuestro país, que carece de derechos sociales y laborales, la implementación de nuevas tecnologías solo es posible en los sectores de mayor desarrollo económico, es el caso del sector financiero con sus altas tasas de ganancias, generando un mayor aumento en la enorme brecha de desigualdad que ya existe.
El desarrollo tecnológico digital es producto de los avances de la humanidad e impulsado principalmente por universidades y organismos públicos y no pueden ir en beneficio solo del sector privado que puede comprarlo buscando extremar utilidades y haciendo abstracción de los efectos negativos en la sociedad.
La automatización y la digitalización, lejos de simplificar las labores, han aumentado significativamente la carga de trabajo y el estrés para los empleados. Esto ha llevado a un deterioro de las condiciones laborales y a un aumento de los riesgos para la salud física y mental. Además, la eliminación de sucursales ha afectado negativamente a las comunidades, sobre todo a los usuarios menos tecnologizados, como las personas de mayor edad. La banca tiene una responsabilidad social y ética para con sus empleados, clientes y la sociedad en general y eso no se está tomando en cuenta.
Es hora de que la banca priorice a las personas.
Creemos que las entidades financieras debieran tomar medidas para proteger los puestos de trabajo y las condiciones laborales de los trabajadores; implementar políticas de reubicación y reconversión para los empleados afectados por la automatización; garantizar la salud y la seguridad de los empleados en el lugar de trabajo, así como fomentar la transparencia y la rendición de cuentas en la implementación de nuevas tecnologías.
Pero, para lograr las medidas descritas, es urgente el fortalecimiento de los trabajadores y para ello la recuperación de la Negociación Colectiva Ramal es fundamental. Solo así podremos impulsar el hasta ahora inexistente pero necesario debate social sobre derechos, jornadas laborales y equidad social en tiempos de revolución tecnológica.
Confederación de Sindicatos Bancarios y del Sistema Financiero
Declaración pública
21 de enero de 2025