El domingo 21 de septiembre recién pasado, en el programa Tolerancia cero, el economista Klaus Schmidt-Hebbel Dunker, participó como invitado defendiendo el sistema de AFP, como un éxito: “»las AFP son un sistema que transformado ahorros exiguos en ahorros moderados que permiten financiar una pensión».
De acuerdo con la Superintendencia de Pensiones, al 31 de julio había 9.698.105afiliados a las AFP, pero solamente cotizaron 4.989.093 de ellos. En otras palabras la mitad de los trabajadores afiliados no cotizan.
De nuevo de acuerdo con los datos publicados por la Superintendencia de Pensiones , al 31 de agosto de 2014, las pensiones de vejez promedio del sistema están en $178.121 pesos, las jubilaciones de retiro programado que pagan las AFP en $127.745, y las de renta vitalicia que pagan las compañías de seguro en $243.681. Se trata de pensiones que sólo representan un tercio de los salarios obtenidos durante la vida laboral activa. El propio Klaus Schmidt-Hebbel, reconoció en el programa que uno de los grandes desafíos que tenemos en Chile es cambiar el tema de las pensiones para poder llegar al 70% de taza reemplazo.
¿Se necesitan más datos duros para evidenciar el fracaso de este sistema para pagar pensiones, que permitan a los trabajadores en su etapa pasiva, vivir dignamente?
¿Cómo puede ser que Klaus Schmidt-Hebbel Dunker, afirme que el sistema sea bueno?
De acuerdo con la Memoria de la AFP Habitat, Klaus Schmidt-Hebbel en su calidad de miembro del directorio de esta AFP, recibió una remuneración de $103.069.950 durante el año 2013. Una cifra bastante sustanciosa, como para considerar que carece de la mínima objetividad a la hora de juzgar los resultados de este sistema de aforro forzoso y capitalización individual, que empobrece a los trabajadores chilenos al jubilarse.
El sistema de AFP está crecientemente desacreditado, el gobierno pretende que el congreso apruebe una ley para crear una AFP Estatal, y la única argumentación para esta medida que da la ministra del trabajo Javiera Blanco, es aumentar la confianza de los trabajadores. Sin embargo hay un consenso entre los entendidos que una AFP no es solución para las bajas pensiones, al punto que lo dijo la propia presidenta Michelle Bachelet cuando envío el proyecto al congreso.
Lo que necesitamos es un cambio de fondo, un sistema solidario de reparto, basado en los principios universalmente aceptados de la Seguridad Social, financiado tripartitamente por trabajadores, empresarios y estado. Terminar con el lucro del sistema y la capitalización individual, que son incompatibles con pensiones aceptables para la gran mayoría de la población.
Patricio Guzmán S.