Este miércoles 27 de febrero, los dirigentes bancarios respondieron con resolución y puntualidad a la convocatoria a marchar bajo la consigna de Verdad y Castigo a los culpables de la muerte del compañero sindicalista Juan Pablo Jiménez, presidente del sindicato Azeta.
Su muerte no puede quedar Impune!
DECLARACIÓN PÚBLICA
Ante la violenta muerte del dirigente sindical Juan Pablo Jiménez, la Confederación de Sindicatos Bancarios y Afines, hace un llamado a todos los trabajadores y al mundo sindical en general, a exigir en forma enérgica, el total esclarecimiento de los hechos que terminaron con un dirigente asesinado de un balazo en la cabeza.
Nos parece difícil de imaginar que los niveles de impunidad y desprecio por la vida del trabajador que existen en la sociedad chilena, hayan llegado al punto del asesinato; pero es más difícil de creer que una bala pérdida (cómo lo señalara con negligente liviandad el director general de Investigaciones) diera certeramente en la cabeza del presidente de un sindicato que mantenía un fuerte conflicto con la empresa por abusos laborales. Cabe puntualizar que la empresa subcontratista AZETA, mantenía denuncias por maltratos, condiciones inseguras de trabajo, despidos injustificados y prácticas antisindicales. Situación por lo demás, muy familiar para la mayoría de los trabajadores chilenos, pero que en este caso, tenía ribetes de extrema gravedad, luego que en junio del año pasado, uno de sus trabajadores muriera electrocutado.
Con el caso Luchsinger aún fresco en la memoria, resaltan por contraste las diferencias abismales en el trato mediático, policial y gubernamental frente a este tipo de crímenes. Mientras que en el caso de los terratenientes, la cobertura fue amplia e inmediata; la muerte de Juan Pablo Jiménez, fue cubierto por los medios sólo cuando las redes sociales dieron la voz de alarma, dándole además un espacio mínimo a la noticia; por otro lado, mientras que frente a la muerte de la pareja de empresarios, hubo revuelo nacional, movilizándose hasta el presidente Piñera, quien llegó rápidamente al fundo en Vilcún a constatar los hechos; en el caso del sindicalista, pese a que los hechos ocurrieron en Santiago, no generó movilización de autoridad alguna, y sonaron destempladas las declaraciones tardías de la Ministra del Interior, pidiendo que se esclarecieran los hechos.
Pero también es reprochable que la Central Unitaria de Trabajadores ( CUT), especialmente su presidenta, no tuvieran una actitud más resuelta y decidida frente a la gravedad de los hechos. ¿Si la CUT no se pone al frente en defensa de los trabajadores y sus dirigentes sindicales, qué rol le cabe?
La muerte de Juan Pablo no será en vano si nos permite avanzar hacia formas superiores de unidad y organización, convirtiéndose en abono para la unidad de los trabajadores.
Compañero Juan Pablo Jiménez, siempre presente!!
Confederación de Sindicatos bancarios y Afines