Los unos y los otros


Por Julio Oliva García

 

Mientras muchos siguen preocupados del piscinazo de Gallegos o de la nueva pelea de Pamela Díaz, el país se encamina a conocer quiénes serán finalmente los representantes de cada sector en las presidenciales de fin de año. Desde la Alianza, Golborne y Allamand no logran salir de sus enredos minimalistas, discutiendo si estar o no en los actos recordatorios del terremoto, sin poder sacudirse del fracaso absoluto de Piñera como presidente de la República, como lo dejan en claro hasta las encuestas realizadas por empresas manejadas por su mismo sector político. La Concertación, en espera de mediados de marzo, juega a mostrar candidatos como Velasco, Orrego y Gómez, se hace guiños con Marco E-O, pero apuesta al retorno de Bachelet pensando en que la carrera ya estaría ganada si la ex presidenta asume nuevamente el desafío. Pero hay otros, de los que la mayoría de los medios de comunicación no hablan, que han realizado un arduo trabajo de construcción desde los bordes del sistema y asoman como posibles candidatos de los movimientos sociales que han conmocionado el país en los últimos años. Con el apoyo de destacados ex militantes de partidos de la concertación y de coordinaciones que se han ido construyendo en el país en torno a la exigencia de una nueva Constitución, surge el nombre de Gustavo Ruz. Conocido como “el pollo”, desde sus años como dirigente de la Juventud Socialista, Ruz señala que su candidatura tiene como principal objetivo instalar la necesidad de realizar una Asamblea Constituyente para que, por primera vez, todos los chilenos sean constructores de su propia institucionalidad. Desde el movimiento de pobladores y deudores habitacionales, el nuevo partido IGUALDAD levanta la candidatura de Roxana Miranda, combativa dirigenta de Andha Chile conocida por las tomas del Ministerio de Vivienda y las funas a la ex presidenta Bachelet. Al igual que Ruz, la candidata de IGUALDAD pone en el centro la necesidad de una Asamblea Constituyente para transformar el país, aunque enfatiza en que debe ser a través de una “vía popular” que asegure la más amplia participación del pueblo en su elaboración. También asume temas como la renacionalización del cobre y los recursos naturales, la Educación y la Salud públicas y gratuitas, el derecho a la vivienda y el trabajo digno, el fin de las AFP y las isapres, definiendo según su recientemente realizado primer congreso que esta candidatura está “a disposición del pueblo y las organizaciones sociales, para impulsar la lucha contra el duopolio. Estamos dispuestos, sin embargo, a apoyar a otra candidatura si la deliberación y la consulta popular que proponemos, determina que otro hombre o mujer es el más indicado para aunar a todas las fuerzas consecuentemente democráticas y antineoliberales”. También, con el apoyo de diversos grupos sociales y sindicales, se impulsa la idea de que el candidato para el sector sea el economista Marcel Claude. Bajo el lema de “Todos a La Moneda”, Claude comparte muchas de las propuestas de Ruz y de Roxana Miranda, construidas desde su activa colaboración con el movimiento estudiantil y otros espacios que han hecho de la protesta su forma de instalar las propuestas de los cambios profundos que necesita Chile para ser realmente justo y democrático. Por estos días, el Partido Humanista decidía si daba su apoyo a Claude, lo que evitaría el costoso trabajo de recolectar firmas para presentarlo como candidato independiente y, además, daría una buena opción para que junto a otro partido, que podría ser IGUALDAD, se constituyera un paraguas que diese cabida a un enorme número de dirigentes sociales, estudiantiles y sindicales que, rompiendo el cerco de los partidos tradicionales, podrían conformar una potentísima lista parlamentaria y de candidatos a Consejeros Regionales con voces calificadas por su lucha constante, que se transformarían en centenares de portadores de esta nueva idea de país. Lo importante para quien represente a estos sectores, definidos como antineoliberales, es que su definición sea amplia y transparente para que cuente con el apoyo incondicional de todas estas vertientes. Eso le dará un verdadero potencial en condiciones de derrumbar una institucionalidad que ya tambalea, como se manifiestó en la última elección municipal con la abstención de casi el 70% de los ciudadanos con derecho a voto. De estos espacios debe surgir un movimiento democrático que actúe de conjunto, que sepa conjugar la diversidad con los temas profundos que les unen para aportar en la construcción de un Chile diferente. Si esto sucede, el candidato presidencial será el portavoz de la Asamblea Constituyente y los demás candidatos al parlamento y a los Consejos regionales, verdaderos constituyentes apoyados por ese pueblo que exige transformaciones. Así, mientras los unos siguen haciendo política en los márgenes estrechos de las oficinas, desde los otros parece venir lo verdaderamente nuevo para el país.