Ninguno de los candidatos a la Presidencia de la República , Eduardo Frei Ruiz Tagle, Sebastián Piñera, Marco Enríquez-Ominami y Jorge Arrate, han dejado de pronunciarse respecto de las altas e injustificadas utilidades de la industria bancaria chilena.
En un contexto de recesión mundial, donde el capital financiero ha jugado un trágico papel protagónico, el sistema bancario que opera en el país, fuertemente blindado a través de colocaciones estatales, continúa ostentando altísimas utilidades. Como si fuera poco, corporativamente ha jugado un papel regresivo respecto de la actividad económica, toda vez que ha aumentado las restricciones al crédito, cautelando sus intereses inmediatos contra el necesario desarrollo del país.
Tuvo que ser la Confederación de Sindicatos Bancarios, los trabajadores de la banca, quienes alertaron a la opinión pública sobre la “concertación” en las políticas, tanto crediticias, como laborales, que ha empleado el complejo bancario, a vista y presencia del Superintendente de Bancos y las autoridades de gobierno. Tal “concertación”, naturalmente atenta contra los propios principios del libre mercado, las leyes anti-monopólicas, y el conjunto de la sociedad.
Los fueros del capital financiero en Chile y el mundo gozan de una influencia y desregulación absoluta para llevar adelante sus negocios. Algunos candidatos a la Presidencia han hablado abiertamente de “usura” del sector, práctica que padecen los chilenos desde hace mucho tiempo.
Sin embargo, mientras en países del primer mundo se intervienen entidades bancarias, se limitan los millonarios bonos de sus más altos ejecutivos y se procura regular, al menos en parte, la dinámica voraz y antisocial del capital financiero, en Chile las cosas marchan como si el desempleo no rayara el 11 %, las pymes no estuvieran cerrando por cientos, y la explotación no se intensificara diariamente. 
Los trabajadores bancarios esperamos que las promesas vertidas por los candidatos presidenciales en orden a colocar limitaciones a las formas en que las entidades bancarias obtienen sus ingentes ganancias no se las lleve el viento al día siguiente de las elecciones y, efectivamente, se abra un debate social amplio, democrático y participativo respecto de los objetivos de un sistema financiero que, hasta el momento, no ha hecho más que lucrar groseramente a costa de los usuarios y la explotación de sus empleados.
