Independientes: hay lobos con piel de oveja


Por Luis Mesina

Desde la antigua Grecia, Esopo nos advirtió con sus fábulas que existían los lobos con piel de oveja. Sujetos que ocupan ropajes para ocultar su identidad y engañar a las personas. Es bien sabido que esta metáfora está presente dentro de nuestra realidad. Hoy más que nunca este tipo de personas quieren volver a posicionarse de cara al proceso constituyente.

Esos lobos con piel de oveja son los mismos que han mantenido por 40 años el fracasado sistema de AFP.

El D.L. 3.500 que dio nacimiento a este macabro sistema fue promulgado el 4 de noviembre de 1980, en plena dictadura. En momentos donde nadie podía preguntar, opinar y menos debatir. A través de este decreto, se impuso el “sistema de capitalización individual”. Un mes antes se había promulgado la Constitución Política del Estado, por lo que podemos afirmar que ambas instituciones tienen un pecado de origen, son antidemocráticas.

Con el D.L. 3.500 se puso fin a la Seguridad Social en Chile, nacieron las AFP. La previsión dejó de ser un derecho y pasó a convertirse en un negocio administrado por las S.A.

A 40 años, el fracaso de este sistema impuesto por la fuerza es estrepitoso. La mitad de las pensiones que pagan actualmente las AFP son inferiores a los 150 mil pesos, para las mujeres la situación se ha convertido en una tragedia, la mitad de quienes se han pensionado en los últimos tres meses han podido autofinanciar un monto inferior a los 35 mil pesos.

Un reciente informe de la Organización Internacional del Trabajo (O.I.T) de principios de 2019 demostró que, de los 192 países reconocidos por la ONU, el 97% de ellos tiene sistemas públicos de pensiones, la mayoría cuenta con sistemas de reparto, solidarios, con diferentes mecanismos adecuados a sus realidades, algunos de ellos con componentes de capitalización voluntaria. El informe de la OIT concluyó algo categórico, los países que privatizaron la Seguridad Social han provocado efectos muy negativos: caída de la cobertura previsional; disminución acelerada de los beneficios y montos de las pensiones que han aumentado la pobreza en la tercera edad, en especial de las mujeres y, el gasto fiscal se ha incrementado sucesivamente provocando graves consecuencias en las arcas fiscales. Todas esas consecuencias expuestas por la OIT se confirman absolutamente en el caso chileno.  Chile es el ejemplo para el mundo, de lo que no hay que hacer en materia previsional

De ahí que resulte incomprensible que una demanda que hace más de cuatro años sacó a la calle a millones a protestar, aun no logre ser resuelta. Y no es solo responsabilidad del actual gobierno, sino de los anteriores que se han resistido a impulsar las reformas necesarias que resuelvan el problema de las bajas pensiones.

Es lógico que la presión de los grandes grupos económicos que se han beneficiado con el ahorro de los trabajadores, coaccionan y desarrollan un lobby feroz que impide cualquier transformación que toque uno de los pilares esenciales impuesta en dictadura y que después de 40 años se torna infranqueable de poder cambiar en beneficio de las mayorías.

Ahora, tenemos una oportunidad histórica de cambiar este sistema, sin embargo también existe un peligro.

Después del contundente triunfo del apruebo y de la convención constitucional, que develó, de manera irrebatible, que las mayorías sienten un profundo rechazo hacia los partidos políticos, salieron muchas voces a presentarse ante el país como dignos representantes del mundo independiente. 

Larraín Matte y Juan Sutil, máximos representantes de la Sofofa y la CPC, son independientes. También lo es Andrónico Luksic, dueño de canal 13, del banco Chile, de mina los pelambres en caimanes; Carlos Heller, Pdte de Falabella y dueño de MEGA, empresa, en la que hoy sus trabajadores completaron 14 días de huelga. Horst Paulman de Cencosud que finiquitó a la mitad de sus trabajadores en el momento más crítico de la pandemia, mientras repartía utilidades a los accionistas, al igual que los Calderón de Ripley, todos ellos son independientes. S

Resulta importante sincerar qué significa ser independiente, en especial cuando nuestro país está entrando a un proceso de discusión constitucional. Es decir, cuando Chile, por primera vez debatirá sobre cuestiones fundamentales como no lo ha hecho nunca, es vital saber qué representa aquel sujeto que se declara independiente.

Los empresarios que se declaran independientes se identifican mayoritariamente con la UDI, con la derecha. Son quienes defienden el sistema fracasado de AFP, el sistema privado de salud, las Isapres, la educación mercantilizada a través del lucro, defienden, asimismo el derecho privado del agua.

Los independientes, de derecha guardan silencio, porque algunos son amigos o socios del grupo Penta, que recientemente el Servicio de Impuestos Internos los benefició con la condonación de más de 1.400 millones de pesos, así como la rebaja de la multa con que la Corte Suprema benefició a Ponce Lerou con más de 60 millones de dólares.

Por otra parte, existen los independientes vinculados al mundo social, que reclama derechos y por lógica es opuesto a la derecha. Los independientes del mundo social, en su mayoría viven de su trabajo, no andan por la vida estafando, como aquellos “independientes” que se coludieron en los precios de los medicamentos a través de la colusión de la cadena farmacéutica dañando a los enfermos y a los más pobres.

Hay independientes del rechazo y hay independientes del apruebo. Lo único que tienen en común, es que no están afiliados a partidos políticos.

Los independientes del mundo empresarial, en su mayoría avalaron a Pinochet y defienden la actual constitución política. Los independientes del mundo social se oponen al actual modelo económico y social que tanta desigualdad provoca.

Los independientes del rechazo por cuarenta años se han negado a efectuar cambios en materia laboral, en pensiones y en salud. Los independientes del movimiento social luchan por acabar con los privilegios consolidados en estos 40 años que han convertido nuestro país en uno, con las tasas de mayor desigualdad social.

A no equivocarse entonces. Diferenciar a los independientes resulta fundamental en este periodo, no podemos caer en la trampa que prepararon los del rechazo al día siguiente del triunfo del apruebo, para embaucarnos en una discusión estéril que sólo les favorece y que persigue que todo parezca como cambio, cuando en realidad su empeño está en que todo permanezca igual, como en estos 40 años.

Ese es el desafío del 80% que ganó el apruebo y la convención constitucional, distinguir bien a los lobos con piel de oveja.