En medio de un escenario de crisis económica y sanitaria, con la amenaza latente de un aumento en la inflación y en el estancamiento de la economía, con consecuencias negativas para la mayoría de la población, las instituciones bancarias han resultado beneficiadas durante el último año, acumulando ganancias por sobre los $314.520 millones durante el 2021, lo que equivale a un 208,2% con respecto a 2020.
Sin embargo, esta bonanza en las utilidades de la industria no ha llegado a las y los trabajadores del sector, cuyos ingresos promedian los $700.000 mensuales, muy por debajo de lo que su trabajo está generando, mientras sufren en forma permanente la intensificación del trabajo e incertidumbre salarial, junto con la amenaza a sus puestos de trabajo por al cierre de sucursales y la sustitución del trabajo humano por la implementación de nuevas tecnologías.
Respecto a las enormes diferencias entre los ingresos de las instituciones bancarias y el resto de la población, la presidenta de la Confederación de Sindicatos Bancarios y Afines, Pamela Henríquez, afirma que: “Las altas utilidades de la banca son contradictorias con la realidad que ha vivido el país y los y las trabajadoras (…) que no han visto incrementados sus ingresos, al contrario, tuvieron que hacer uso de sus ahorros previsionales, de los tres retiros, para enfrentar la contingencia. Entonces como se puede explicar que la industria financiera gane tanta plata en un periodo donde la gran mayoría de chilenos y chilenas, pero particularmente sus trabajadores están pasándola muy mal, porque han despedido a una gran cantidad de trabajadores de la banca. Eso es fruto de la profunda desigualdad sobre la que se ha construido el modelo chileno”.
Cierre de sucursales y despidos en la banca
Según cifras de la Comisión para el Mercado Financiero (CMF), durante 2021, el número de oficinas de las instituciones bancarias se redujo un 8,7%, cerrándose 165 sucursales. El banco que cerró más oficinas fue el Banco de Chile, con una disminución de 18,5%, le sigue Banco Ripley, con un 14,5%, seguido de Itaú Corpbanca, con una reducción de 11,7% de su red de sucursales. Trasformaciones que obedecen, según justifican las gerencias, al fortalecimiento digital del sector, el cual se vio acelerado debido a la pandemia.
Consultado sobre este proceso, Dennis Castro, dirigente del sindicato de Banco Ripley, asegura que el “banco tuvo la determinación de cambiar el tipo de negocio, y cerraron todas las oficinas que estaban dedicadas exclusivamente al banco, además las redujeron drásticamente de tamaño (…) para dejarlas en los centros de servicios de las tiendas, en algunos casos y en otras las eliminaron no más”.
Pero lo más grave fue que en el mismo periodo el número de empleados de la banca disminuyó un 2,1%, eliminándose 1.162 puestos de trabajo. Banco Ripley contó con la mayor reducción de trabajadores, un 17,2%. Seguido por el Banco Falabella con un 6,1% y en tercer lugar Banco de Chile, con una disminución de un 5,4% de empleados.
Situación que, en el caso de Banco Ripley, no fue alertada por los trabajadores: “Esto lo fueron introduciendo de a poco desde el banco, los trabajadores estaban asustados, no sabían a quién le iba a tocar, quien seguía, quien se quedaba, no tenían idea, y cuando consultábamos a la administración decían que no iba a haber ningún cambio, que no pasaba nada”.
El gran resultado en las utilidades de banca, la CMF se explican por el incremento en las colocaciones comerciales y de consumo, con alzas de 3,23% y 0,62% en 12 meses. Mientras que las colocaciones para la vivienda se expandieron un 7,08% en el mismo periodo. A estos resultados, el investigador de la fundación SOL, Recaredo Gálvez, le suma las transferencias a la banca de montos que no estaban contemplados “como el IFE que se han efectuado para enfrentar esta crisis y de los retiros del ahorro previsional, los que generaron el pago de grandes masas de deuda“. Y lo más importante, se debe a la intensificación del trabajo de hombres y mujeres del sistema financiero.
Para Gálvez, la disminución de los deudores morosos es un dato importante, los que pasaron de ser 5 millones de personas el 2020, a cerca de 4 millones el 2021. “Esta ganancia de los bancos, si la asociamos con el pago de deuda, inmediatamente también podemos asociarlo con los bajos salarios: ¿Por qué se endeudan tanto las personas?”, argumenta.
Mientras tanto, en enero del presente año, el directorio del Banco de Chile informó a la CMF sobre la citación a junta ordinaria de accionistas para acordar el millonario reparto de dividendos del 68,1% de esas utilidades. Situación similar a lo ocurrido durante el 2021, ya que, según datos de la CMF, las compañías que componen el IPSA entregaron más de US$6.947 millones durante el reparto de dividendos. Cifra muy superior a los US$3.893,6 millones repartidos en 2020.