En complicidad con sindicalistas inescrupulosos
Un mes duró la huelga protagonizada por las trabajadoras y trabajadores de la fuerza de venta del holding Santander España, Santander Banefe. La movilización de los empleados estuvo marcada por la violencia empresarial y policial traducida en detenidos, agresiones que llevaron a dirigentes al hospital con secuelas todavía insospechadas, vejaciones sexuales, seguimientos armados, huelga de hambre y querellas. Hace 40 años que en la banca no se vivía un conflicto que expresara con mayor brutalidad, la prepotencia gerencial y la violación a las condiciones mínimas de convivencia y diálogo que supone una negociación colectiva legal.
Hasta la última votación democrática que sancionó satisfactoriamente la oferta de la empresa que dio término al conflicto, el empleador siempre argumentó, en diversos episodios, que detrás de sus recurrentes negativas respecto de las demandas de los trabajadores, existía un problema de «falta de recursos». Se está hablando de la fuerza de venta de la corporación bancaria que más renta en Chile, y que en el primer semestre de 2008 alcanzó $235.408,2 millones de pesos en utilidades (más de 400 millones de dólares).
Luego de una lucha inagotable, los trabajadores de Santander Banefe obtuvieron un bono de colación de $ 2 mil pesos diarios (4 dólares); un bono de locomoción de $ 12 mil pesos (24 dólares), que se pagarán desde agosto de 2008, y un bono de fin de conflicto que va de $ 400 mil a $ 650 mil pesos (entre 900 y 1300 dólares).
EL CASTIGO EMPRESARIAL
Sin embargo, la revancha empresarial contra las conquistas de los trabajadores organizados no se hizo esperar por mucho tiempo..
A menos de un mes del reintegro de los empleados en huelga a sus labores, la gerencia, a través de su titular de Recursos Humanos, Alfonso Palavecino González, arremetió con una ofensiva antisindical bajo la anuencia de supuestos representantes sindicales que, por un lado, jamás apoyaron a los funcionarios movilizados, y por otro, de manera oportunista y sobornable, siempre se han subordinado a los intereses de la administración bancaria.
De este modo, la empresa con la complicidad de cinco «dirigentes» (Miguel Allende, Walter Figueroa, Marco Salas, René Cortez y Enrique Aravena) de la denominada Federación de Sindicatos Banco Santander, completamente funcional a la estrategia de precarización del empleo del holding, y contraria a la Federación de Sindicatos del Grupo Santander, a la cual adhiere el Sindicato que protagonizó la huelga y cuyo horizonte es la independencia de los intereses de sus asociados, montó un acuerdo en beneficio de los empleados que no participaron del movimiento. ¿El objetivo? Destruir primero el Sindicato que protagonizó el conflicto y, en consecuencia, dañar a su Federación y a la propia Confederación de Sindicatos Bancarios –única multisindical de los trabajadores financieros chilenos-.
Así, entre gallos y medianoche, un comunicado firmado por los cinco dirigentes antes mencionados, se distribuyó entre los trabajadores, donde se informa que el empleador ofrece $ 100 mil pesos más en beneficios para aquellos funcionarios que no participaron de la huelga. La burda maniobra antisindical, contraviene legal y éticamente la organización y lucha legítima de los trabajadores; funciona como represalia patronal para quienes «pusieron el cuerpo» en la obtención de mejoras laborales durante un mes de paralización; y constituye un pésimo precedente, en el marco del discurso de la Presidenta Bachelet que plantea su voluntad porque mejoren las negociaciones colectivas y se fortalezca la sindicalización en el país.
La estrategia empresarial para castigar la organización de los trabajadores en huelga de Santander Banefe revela que era absolutamente falso que no existían recursos para responder a las demandas de los empleados movilizados, y que la lógica del holding Santander hace trizas «la palabra empeñada», su discursiva voluntad de diálogo y su archipublicitada política (a costa de millones de pesos) sobre la Responsabilidad Social de la Empresa.
Pero ni el Sindicato Santander Banefe, ni la Federación de Sindicatos de Grupo Santander y la Confederación de Sindicatos Bancarios, duermen. Ante tamaña práctica antisindical ya se realizan gestiones legales, se socializa el atropello empresarial entre los trabajadores, se envió una misiva a España para denunciar la situación al Presidente del poderoso holding español, Emilio Botín; y se multiplican las gestiones tendientes a evidenciar públicamente la maniobra.
Al respecto, las organizaciones consteladas en la huelga realizaron un llamado a la unidad granítica de los trabajadores, y solicitaron la práctica solidaria nacional e internacional ante un hecho que contraviene los principios elementales que deben normar el quehacer y horizonte del genuino sindicalismo jugado por los intereses propios de las trabajadores y trabajadores en Chile y el mundo.
Departamento de Comunicaciones
Confederación de Sindicatos Bancarios y Afines de Chile
Septiembre 1 de 2008