La Situacion económica en China, afecta el precio de las commoditties[1] y provoca la caída de las bolsas mundiales.
Roubini espera un crecimiento de China para 2016 de 5,4%
El Centro de “Roubini Global Economics”[2], después de publicar un reporte de viaje a China a cargo de Nouriel Roubaini, Don Hanna y Daili Wang, ha sacado a la luz su informe de perspectivas sobre China (China Outlook), en el cual rebajan nuevamente la proyección esperada de crecimiento para el año 2016 del gigante asiático a solamente 5,4%. Destacan la menor inversión, especialmente, en la construcción residencial, lo que debilita la demanda interna, y las reformas económicas que ven como clave en los próximos años. La fricción resultante pasará la cuenta al crecimiento del PIB chino, los títulos de renta variable y los precios de las materias primas.[3]
La desaceleración del crecimiento chino, ha tenido un duro efecto sobre las llamadas “economías emergentes” que basaron su prosperidad en las exportaciones de commoditties, materias primas o agrícolas sin gran valor agregado. El impacto sobre estos países es de menores ingresos de divisas y recaudaciones tributarias, por la caída de las exportaciones, y de otra parte la devaluación de sus monedas.
“En este momento, ningún país puede llenar el vacío que deja China, a pesar de que las empresas mineras, entre ellas BHP Billiton, esperan que India contribuya a absorber la nueva producción.”[4]
Las autoridades chinas tienen ante sí dos tareas contradictorias, de un lado intentan desesperadamente mantener las altas tasas de crecimiento, que vinculan también con la estabilidad política y social, pero de otra parte tienen que poner freno al sobre endeudamiento, auge del “dinero dulce”, la adicción al crédito, la sobre inversión local, en la base de las “burbujas” inflacionarias que desestabilizan la economía, y la multiplicación de capacidad ociosa en las industrias, proyectos residenciales masivos “fantasmas”, sin ocupantes. Con la amenaza de un derrumbe brusco que daría pie a una nueva crisis de alcance global. Sin embargo, las medidas que las autoridades han adoptado, han tenido inmediato efecto sobre los mercados, y los pronósticos de crecimiento, la renta variable[5] de China se desplomó 5,3% después de que el país haya limitado el uso de bonos corporativos como colateral en los préstamos a corto plazo entre inversionistas para frenar el creciente riesgo de la deuda emitida por empresas y gobiernos.[6]
Grecia fue el mercado más afectado del mundo y contagió a toda Europa. A ello se sumó el desplome de Shangai y los nuevos mínimos del precio del petróleo. En Wall Street, las bajas se moderaron y cerró con signo mixto.
El tema de la rápida caída del precio del petróleo es de gran importancia en el panorama económica ya que está afectando a los mercados financieros y a los fondos de pensiones en todo el mundo, y sobre el que volveremos en un próximo artículo. Al cierre de las operaciones, el principal índice de esa Bolsa de Atenas se desplomó 12,7% luego que anunciara que adelantará las elecciones.
Ello en medio del auge, al menos en los sondeos, de Syriza, el partido que más oposición ha evidenciado a las medidas contempladas en los programas de rescate del país heleno. (…)
Además de la incertidumbre que generó Grecia -especialmente en Europa- los inversionistas mundiales digirieron el derrumbe de 5,3% que experimentó la Bolsa de Shangai. Ello luego que el país haya limitado el uso de bonos corporativos como colateral en los préstamos a corto plazo entre inversionistas para frenar el creciente riesgo de la deuda emitida por empresas y gobiernos.[7]
El gobierno chino reveló nuevas medidas para aumentar la transparencia en el mercado financiero. Aunque la iniciativa es considerada positiva en el largo plazo, en lo inmediato elevará los costos de financiamiento de los gobiernos locales, sumándose a los frenos del PIB.
La agencia China Securities Depository and Clearing informó que los bonos colaterales utilizados para los préstamos a corto plazo y obtenidos a través de acuerdos de recompra tendrán que tener una calificación de triple A o deberán ser vendidos por emisores con una nota mínima de doble A.
La sorpresiva movida busca controlar el uso de los escasamente regulados vehículos de financiamiento de los gobiernos locales (LGFV, su sigla en inglés) a medida que el Ejecutivo promueve un mercado más transparente de bonos municipales.
«La regulación frenará la demanda de los inversionistas por bonos corporativos de menor calificación», comentó Yang Feng, analista de bonos de Citic Securities, la mayor corredora china. «Eso podría resultar en mayores costos de financiamiento para los LGFV», añadió.
Zhou Hao, economista de ANZ, afirmó que la prohibición de usar títulos con notas bajas «obligará a muchas instituciones a desapalancarse».
En tanto, ayer comenzó la Conferencia Central de Trabajo Económico, la sesión anual que delinea los planes económicos para el año siguiente. La decisión más importante es la meta de expansión para 2015, cifra que se dará a conocer en marzo, y que podría ser recortada de 7,5% a 7%.[8]
Algunas analistas han señalado que incluso esta proyección podría resultar optimista. Durante años los economistas y las autoridades chinas han advertido que un crecimiento del PIB anual del 8%, era el mínimo que el país podía tener para soportar las grandes tensiones sociales resultantes del fuerte crecimiento capitalista salvaje, con escasos derechos laborales y de seguridad social, con su secuela rápido incremento de bienes y servicios que sin embargo no están al alcance de todos sino que vienen acompañados de una creciente desigualdad social en el acceso a ellos, de corrupción, explotación, condiciones laborales degradas y desastres medioambientales, mientras que de otro lado la expansión del crecimiento se ha mantenido en los últimos años al costo de sobre endeudamiento, exceso de crédito, sobre inversión y masivas burbujas que amenazan con estallar, al tiempo que crece una clase trabajadora numerosa, cada vez más activa y difícil de controlar por los aparatos del PCCh, el partido-estado que gobierna el país.
En el poder se está desarrollando una amarga lucha por el poder. La corrupción en China, tan propia de autoridades de países en que no existe prensa libre ni control de los trabajadores y ciudadanos, se ha multiplicado como consecuencia de la restauración, la apertura a los intereses de las multinacionales extranjeras y el tremendo crecimiento de la economía capitalista. No es sorprendente que las luchas fraccionales asumen la forma de denuncias, juicios y condenas por corrupción hasta en las más altas esferas del partido y del estado.
Desde hace años, abundan las señales de malestar en la población, la respuesta de las autoridades es más control y más represión a la libertad de expresión para impedir la libre circulación de ideas y denuncias, opiniones y sobretodo la organización autónoma y la politización de las grandes masas de la población que aspiran a la democratización de la sociedad.
Los eventos de Hong Kong, que goza de un régimen especial pero es parte de la soberanía del estado chino, con sus manifestaciones multitudinarias protagonizados por jóvenes exigiendo democracia, y crecientes enfrentamientos por la represión policial, pueden tener un fuerte impacto sobre el conjunto de China.
En este contexto es que hay que entender la reciente campaña general contra los artistas y comunicadores sociales, privándolos de su libertad de creación y expresión, bajo amenaza de enviarlos al campo a reeducarse, lo que de paso trae a colación los malos recuerdos de la represión contra los intelectuales de la época maoísta.
El régimen chino ha abrazado con dedicación al capitalismo global, los burócratas del PC chino, se han asociado con los capitalistas y se han enriquecido, cada vez queda menos de la economía planificada no capitalista, pero lo que se mantiene hasta ahora sólidamente es el neo estalinismo represor, ese lastre que impidió el control democrático de la gestión, impulsó a los carreristas a las altas direcciones del partido – estado, y freno decididamente la innovación que requiere libertad de expresión y debate, y por lo mismo lastró el crecimiento económico.
La gente suele creer que los estados totalitarios son “estados fuertes”, la verdad es lo contrario, el mayor control da cuenta de una economía y sociedad en un equilibrio inestable. Durante años los responsables de las políticas económicas en China insistieron que un crecimiento a tasas del 8% anual era el piso para garantizar la estabilidad social. La nueva oleada represiva del estado chino, que coincide con la caída del crecimiento, y con medidas de restricción al crédito que afectarán a los gobiernos locales y regionales, da cuenta del temor que existe de un levantamiento social imparable en el futuro próximo, ante lo cual la burocracia prefiere lanzar una campaña de represión preventiva.
Patricio Guzmán
[1] Se conoce como “commodity” una mercancía de poco valor agregado. Las “commoditties” son materias primas y agrícolas, sin distinción por marca, que se transan en los mercados financieros. Entre estas se encuentran metales (oro, plata, cobre), Energía (petróleo, gas natural), Alimentos e insumos (azúcar, algodón, cocoa, café), Granos (maíz, trigo, garbanzos, porotos) y Ganado (cerdo, vacuno).
[2] Nouriel Roubini, es un economista que alcanzó un gran renombre internacional especialmente por sus análisis en los que pronosticó la crisis económica global de 2008, y los análisis posteriores muy asertivos. Creó y dirige un centro de análisis y pronósticos económicos, conformado por economistas independientes.
[3] Roubini Global Economics Forecast.
[4] El Mercurio, 1 de diciembre de 2014. China se enfría y desinfla el auge de materias primas que alimentó.
[5] Titulos que se transan en los mercados financieros.
[6] El Diario Financiero, 9 de diciembre de 2014. El dólar avanzó $2 tras desplome de los mercados
[7] El Diario Financiero, 9 de diciembre de 2014. Bolsa de Santiago sufre su peor jornada en dos meses en “martes negro” para los mercados globales.
[8] El Diario Financiero, 9 de diciembre de 2014. 10 de diciembre de 2014. Grecia y China vuelven a sembrar temor por el futuro de la economía mundial