El 15 de septiembre se cumplieron 3 años de la quiebra de Lehman Brothers, que marcó un punto de inflexión en la crisis financiera que se había iniciado cuando se transparentaron los no pagos masivos de las hipotecas subprimes, bautizadas luego como ‘deudas tóxicas’. Morosidades que a su vez tenían su origen en el impacto recesivo de las alzas previas de los precios de la energía, que dejaron sin capacidad de pago a los segmentos más precarios de la población norteamericana que habían accedido a estos préstamos.
Las autoridades que habían rescatado a Bear Steams, Merrill Lynch, Fanny y Freddie entre otras, se negó a hacerlo con Lehman Brothers. La paradoja de un gobierno neoliberal rescatando bancos con dinero público, o sea a cargo de los contribuyentes, chocaba con una oposición cada vez mayor en sus propia filas, y en el congreso. La idea era que no había razón para acudir en socorro de un banco que se había comportado de manera irresponsable prestando dinero a manos llenas, y altas tasas de interés, a gente que no tenía capacidad de pago. Aunque nunca quedó claro por qué se negaron a rescatar a Lehman Brothers, esa decisión marcó un antes y un después. La crisis se agravó, mutó en recesión global, el EE.UU. El comercio internacional cayó en un 43% y una profunda recesión mundial, bautizada como la Gran Recesión. Por lo que desde entonces creció el consenso que dejar caer a Lehman Brothers fue una mala decisión, y con ello se derrumbaron varios de los paradigmas monetaristas, o neoliberales, como que debía dejarse a los mercados funcionar con la menor intervención y control estatal, o que los mercados se auto regulaban por si solos, y que los mercados no intervenidos eran la forma más eficaz de asignación de recursos.
Desde entonces las grandes economía evitaron lo peor solamente con intervenciones masivas e inyecciones billonarias de dinero, así se salvaron grandes bancos y empresas multinacionales con dinero de los contribuyentes. El Banco Central de Estados Unidos, la FED o Reserva Federal, y tras ella para mantener la relación de tipos de cambio, también el Banco Central de China, pusieron en marcha los mecanismos para ampliar sucesivamente la masa monetaria. Se suponía que esto impulsaría la reactivación. Sin embargo, la afluencia de dinero barato estímulo también una economía de ‘burbujas financieras’ y de deuda, mientras el mecanismo multiplicador keynesiano que se espera de este tipo de política, en Estados Unidos dio resultados frustrantes. La recuperación en Norteamérica y en Europa, mantuvo los altos índices de desempleo.
Pero la política económica contractiva preconizada en Europa, para reducir aceleradamente el déficit fiscal y la deuda nacional, con chantajes francamente brutales a países como Grecia, en lugar de reducir el problema lo ha agravado con políticas recesivas que reducen la base impositiva y por tanto la recaudación fiscal. Así nuevamente escuchamos del posible cese de pagos griego, que golpearía a los grandes bancos alemanes y franceses, que son los más expuestos a la deuda helénica, y las bolsas mundiales se han derrumbado en jornadas sucesivas, apenas matizadas por tímidas recuperaciones de los valores.
Hace tres años, tras la caída de los grandes bancos, hubo grandes promesas de cambios, mayor regulación y controles más estrictos. Sin embargo en lo fundamental a tres años de la fatídica caída de Lehman Brothers, todo sigue igual. Las modalidades de remuneraciones millonarias a los altos ejecutivos con bonos sobre resultados y en acciones u obligaciones, que demostraron ser mecanismos perversos, que estimulaban la mala evaluación de riesgo, y prácticas contables para inflar resultados, siguen en pie.
“Por eso que el día 15 de septiembre marca un antes y un después en la historia económica moderna. Es el día en el cual se descorre el velo del engaño masivo del actual modelo económico, que expandió la economía en base al crédito y la deuda. La burbuja financiera manejó a la economía tanto por empujar al sector de la construcción a niveles récord, como por desplegar un boom de consumo que arrastró la tasa de ahorro a cero. Es muy curioso que hasta la quiebra de Lehman, nadie hablaba de deuda pública o deuda privada, temas que vienen desde los años 80.”
Ahora todo el mundo habla de la deuda, “Esto no hace más que demostrar que el modelo resultó víctima de su propia receta: promover el endeudamiento hasta que la bola de nieve fuera tan grande que al deslizarse arrastrara a todo el mundo consigo para someterlo a un largo período de agonía. Algo que ya es oficial (lo dice el FMI, la OECD y otros): cada año será peor al anterior hasta al menos el 2015, y que tanto Europa como Estados Unidos se encaminan a un estancamiento severo.” (La gran paradoja: a tres años de la quiebra de Lehman Brothers todo sigue igual. Marco Antonio Moreno. 15 de septiembre de 2011)
En los Estados Unidos, la degradación de la condición de la deuda fiscal del país de AAA a AA+ por la Agencia de Calificación de Riesgo S&P, incluyó también el impasse político sobre el aumento del límite de la deuda, que subrayó no solamente el creciente volumen de endeudamiento del estado de la principal economía del planeta, sino también las disfuncionalidades de su institucionalidad política para hacer frente a este problema. En Europa se agravan los temores de un futuro colapso de la moneda única, o al menos su reestructuración.
A la profundización de la crisis de la deuda en la zona euro, con el impacto sobre los bancos europeos, hay que sumar los datos que apuntan a una recesión en ciernes en los Estados Unidos, la desaceleración del crecimiento de China, el estancamiento de la economía japonesa. Definitivamente la ‘Gran Recesión’, que no ha podido ser superada completamente desde sus orígenes en 2007, se ha profundizado hasta amenazar seriamente con la segunda fase de una recesión global capitalista global.
La crisis financiera europea ha dado lugar a la primera verdadera acción concertada internacional, desde la crisis de la deuda de este verano europeo, para inyectar liquidez en dólares a los mercados y reforzar a los bancos. Y por primera vez los mercados de acciones han pegado un salto de recuperación importante, que sin embargo está lejos de recuperar las sucesivas pérdidas de valoración de los títulos. Participan en esta acción el Banco Central Europeo, la FED de Estados Unidos, junto con los bancos centrales de Suiza, Inglaterra y Japón. Lo que demuestra los límites de los estados nacionales, o incluso de los espacios regionales como la Unión Europea para hacer frente a las emergencias financieras globales.
Sin embargo, en el pasado los Estados Unidos aplicaron ya una política masiva de ‘Quantitative Easing (QE)’ o Flexibilidad Cuantitativa, lo que traducido en palabras francas significa creación masiva de dinero. China siguió en esto a Estados Unidos para mantener la relación del Dólar con el Yuan. La recuperación de la Economía China – mientras la mayoría de las economías desarrolladas se mantenían cerca del estancamiento – sirvió para arrastrar a otras economías como un mercado gigantesco para sus exportaciones. Esto alimentó la idea que China podría servir como la locomotora para salvar a Europa, y en general al mundo de una nueva caída en la recesión global.
Entre la locomotora China y nuevas inyecciones masivas de liquidez algunos esperan evitar una segunda recesión global. Pero nuevos QE masivos, chocan con los monetaristas, mayoritarios en el Congreso norteamericano, lo que ocurra con el dólar – por su carácter de divisa mundial – propaga efectos en los Estados Unidos y también en las otras economías y el temor es que la mayor masa monetaria inflaría los precios y las burbujas especulativas en sus propios países.
Justamente debido a las burbujas y las presiones inflacionistas, las autoridades monetarias de los países llamados ‘emergentes’, en Asia y América Latina han estado tratando de frenar sus economías, no estimularlas. Los chinos deben hacer frente a una tasa de inflación que en julio era de 6.5%, la más alta en tres años. En Brasil subió a 6.9%, la más alta en seis. El mes pasado el banco central de la India incrementó su tasa de interés por onceava vez desde marzo de 2010.
En cualquier caso el optimismo, respecto al papel de China se enfrío cuando: “El premier chino, Wen Jiabao, en respuesta a la llamada a extender el apoyo a los países endeudados de Europa, dijo que las naciones desarrolladas deberían reducir sus déficit y crear puestos de trabajo en lugar de hacer confían en China para salvar la economía mundial. “Los países que primero debe poner su casa en orden”, dijo Wen hoy en el Foro Económico Mundial en la ciudad china de Dalian. “Los países desarrollados deben adoptar políticas fiscales y monetarias. Lo más importante ahora es evitar una mayor propagación de la crisis de la deuda soberana en Europa”. (Crisis, la deuda: Europa, no cuentan con China. Wen. Pueblo y Sociedad. 15 de septiembre de 2011)
Una cosa sin embargo es clara, si los países europeos se limitan a aplicar la receta de Wen, agravarán las tendencias recesivas. ¿Qué hacer? Pareciera que tenemos frente una situación de enfermo grave al que aliviamos y al mismo tiempo matamos si damos más morfina. Más de lo mismo no da ya los resultados esperados.
PATRICIO GUZMAN