El caso de Jorge Martínez Bolívar
SÓLO LA UNIDAD SINDICAL ES GARANTÍA PARA MEJORAR LA VIDA DE LOS TRABAJADORES
Desde el origen del movimiento sindical en Chile, a principios del siglo pasado, y a costa de masacres, represión, violencia estatal, persecuciones y generaciones completas de luchadores sociales que entregaron lo mejor de su vida por el mejoramiento de las condiciones de vida de los trabajadores, el mundo laboral sabe por experiencia y sabiduría que sólo mediante la organización y unidad inquebrantable de los trabajadores es posible obtener conquistas y beneficios para las grandes mayorías nacionales.
Desde hace más de un siglo, las organizaciones mutualistas y luego las sindicales, debido a la pericia y recursos de la contraparte, han debido dotarse de la generosa colaboración de profesionales y técnicos para enfrentar de mejor manera los procesos de negociación con el capital y el empresariado. Asimismo, históricamente, los representantes sindicales con mayor tiempo y, por tanto, con posibilidades de contar con una mejor formación en la organización de la fuerza de trabajo, han entregado y entregan sus conocimientos a las nuevas generaciones de dirigentes. Este hecho no sólo es necesario para transmitir los aprendizajes, soslayar las debilidades y potenciar las fortalezas adquiridas, sino que además, es una práctica poderosa de los trabajadores, tanto en Chile, como en todo el mundo. Plantear lo contrario, es simple ignorancia. Lo importante al respecto, es que esta colaboración esté siempre puesta al servicio de los trabajadores.
Una de las enseñanzas clave del movimiento sindical chileno tiene que ver con el papel de la unidad de los trabajadores a la hora de luchar por alcanzar una vida más digna y justa. Todo el mundo reconoce que la fragmentación, dispersión y división de los trabajadores, atenta contra sus propios intereses y fortalece al empresariado. Mientras más sindicatos, federaciones y confederaciones estén agrupados con un horizonte de sentido colectivo y común, democráticamente convenido, colaborándose fraternalmente y fundado en la independencia de los trabajadores, mayor posibilidad de éxito tendrán.
Lamentablemente, también el movimiento sindical ha contado en su historia con errores y deformaciones que lo han distraído de sus objetivos originales. Las acusaciones malsanas, las leyendas negras, el hostigamiento permanente y otros males provenientes de personas particulares vinculadas al mundo sindical, son parte del reverso de la unidad necesaria de los trabajadores. Producto de problemas individuales, rencillas personales, envidias, infantilismos, desorientación respecto de lo que conviene a los trabajadores organizados, falencias teóricas y confusión, han provocado innumerables incidentes en la historia sindical que, premeditada o inconcientemente, atentan abiertamente contra la unidad y los principios fundamentales del sindicalismo.
En el último tiempo nuestra Confederación ha sido objeto de una agresión desquiciada y sistemática, sin precedentes en la larga historia de nuestro sector, sin sentidos claros por parte de un dirigente de la organización más importante de los trabajadores bancarios. Se trata de Jorge Martínez Bolívar. Haciendo uso de argumentos infundados, ofensas gratuitas, ataques irracionales y una batería de odiosidades de origen extraño, y empleando correos electrónicos y llamados telefónicos, se ha entregado a una labor reñida con la convivencia sana y fraterna que predomina entre los empleados de la banca. Resulta extraordinariamente penoso que un representante de la Confederación ocupe su tiempo en tratar de provocar problemas en la organización de los trabajadores.
Esta es la apariencia del problema. En estos últimos 10 meses nuestra Confederación ha fundado siete sindicatos, ha negociado colectivamente y ha aumentado su tasa de afiliación en más de 4.000 trabajadores. Por cierto que esto preocupa a los empresarios de nuestro sector. Nuestra historia nos señala que producto de la miseria humana, siempre hay individuos dispuestos a correr para servir los intereses de los empleadores.
Jorge Martínez Bolívar, al parecer, perdió el rumbo. Está concentrado en lastimar a la Confederación de la que fue presidente hasta hace dos meses atrás, menoscabando de paso, su propia dignidad. Si bien, en poco tiempo más este incidente no será ni siquiera recordado en la historia del movimiento sindical de los trabajadores bancarios, es preciso realizar una reflexión profunda para evitar que en el futuro se reproduzcan estas particulares conductas.
No nos cansaremos de repetir que nuestro compromiso, convicción y objetivos tienen que ver con el ejercicio permanente y unitario de la democracia sindical y la cautela insobornable de los intereses del conjunto de nuestros asociados. Y es claro, para todo el mundo, que cualquier provocación malintencionada se enfrentará con la serenidad y fortaleza de una organización que nació para mejorar las condiciones laborales y de existencia de sus miembros.
La anécdota que protagoniza Jorge Martínez Bolívar se olvidará. Sin embargo, es un llamado de alerta frente a eventuales intentos, realmente serios, de provocar la división artificial de los trabajadores de nuestro sector. Desde ya debemos estar preparados. Debemos permanentemente y desde las bases evaluar a nuestros representantes de modo que se ajusten a los objetivos trazados convenidamente y no se distraigan o utilicen su situación transitoria de dirigentes para fines personales. Ello sólo debilita nuestras fuerzas y empeora nuestras condiciones de negociación con los administradores de la banca. Pero más allá de este peregrino incidente, hoy los sindicatos, federaciones y la Confederación es más numerosa y fuerte que ayer, haciéndonos augurar un futuro de grandes empeños y grandes logros. Siempre unidos y férreamente organizados.
Directorio Nacional
Confederación Nacional de Sindicatos Bancarios y Afines