A 50 años del Golpe de Estado, libro relata Cómo se impuso el modelo neoliberal en Chile


El libro “Todo Legal”,  escrito por los investigadores y académicos Carlos Tromben e Ignacio Schiappacasse, describe de manera magistral la transformación económica del país a lo largo de los 50 años transcurridos tras el golpe cívico-militar de septiembre de 1973, con el surgimiento de un reducido grupo de elite, llamada por los autores polis financiera, la que concentra un enorme poder económico y político, que usa a su vez, para mantener el status quo.

El relato transcurre a través de fuentes consultadas que fueron dando una visión multidimensional de lo que iba ocurriendo a través de los años.

Es así como uno de los testimonios reproducidos por los autores es  el de Luis Mesina, dirigente sindical histórico del sistema bancario y actual secretario general de nuestra Confederación.

Aquí, la conversación con uno de sus autores, el periodista, Carlos Tromben.

“El plan laboral y el nuevo régimen previsional, son los pilares del modelo económico”

Este año se cumplen 50 años del golpe de Estado y en ese contexto, el libro “Todo Legal”, viene a mostrar en forma detallada que éste fue el punto de inicio de una transformación a nivel económico del país, surgiendo lo que en el libro denominan como la polis financiera.  ¿Cuál es la diferencia, a grandes rasgos, entre lo que había y lo que surgió a partir de entonces a nivel económico en el país?

“Hasta el 11 de septiembre del 1973 en Chile imperaba una democracia multipartidaria, bastante intensa y de cambios drásticos en términos de programas políticos, entre 1938 y 1973, pero durante todo ese periodo se construyó una economía de impulso estatal. Se crearon grandes conglomerados industriales extractivos y de generación de energía. Al mismo tiempo, en ese periodo de expansión industrial desde el Estado, fueron ampliándose los derechos sociales y políticos. En ese periodo aumentó el electorado, se incorporaron las mujeres, se fortalecieron las organizaciones sindicales y proliferaron distintas sensibilidades políticas que tenían algún grado de participación en el sistema. Eso es lo que marca esta democracia chilena que se interrumpe el año 1973. A partir de ese momento, paulatinamente, se fue desmantelando ese sistema. El año 1978 cuando asume como Ministro del Trabajo José Piñera Echeñíque, hace dos cosas muy importantes: crea un plan laboral (1979) que genera una nueva relación entre capital y trabajo y elabora un nuevo régimen previsional (1980). Esto marca un antes y un después.”

-¿Son los dos pilares del sistema que lo mantienen hasta ahora?

“Claro, democracia vigilada se denominaba en esa época. La dictadura no se consideraba a si misma una dictadura sino una “democracia protegida” y aparece este drástico desmantelamiento de los derechos laborales y la paulatina consolidación de un modelo económico basado fundamentalmente en un sector financiero privatizado, la polis financiera finalmente, le llamamos así con Ignacio porque “polis” tiene el sentido de los político, de la ciudad como ente político pero que está dominado no por los ciudadanos sino por el sistema financiero”.

-¿Estuvo planificado desde un comienzo el debilitar a las organizaciones de los trabajadores, por un lado con el plan Laboral y pasarle a entidades privadas la administración de sus ahorros previsionales?

“Si, lo primero fue “El Ladrillo”, que fue el programa económico de la dictadura elaborado antes del golpe, bajo el paraguas de la Sofofa, la Universidad Católica -varios eran profesores de ahí–, y la Armada, en la persona del almirante Merino.  En ese Ladrillo, se habla de muchas cosas que se deben llevar a cabo, entre ellas, la administración privada de los ahorros previsionales, porque eso pone en los administradores privados una enorme cantidad de recursos que provienen de los propios trabajadores, en cuya administración se cobran comisiones a todo evento, y sobre esa administración se toman decisiones que son de influencia política; se asignan esos recursos como inversión en el extranjero a fondos de capital de riesgo, a fondos private equity, a fondos de deuda soberana de otros países, que repercuten de menor manera en el desarrollo local. Son decisiones que se plantean desde la lógica de la rentabilidad financiera, señalando como justificación que en el país no hay suficientes inversiones con buenas rentabilidades que permitan dar buenas jubilaciones, por eso hay que ir a buscarlas afuera… Cierta o falsa, esa es una aseveración que le conviene a un grupo muy reducido, de no más de mil personas que administran esos ahorros. Ahí surgió la polis financiera, porque este grupo de no más de mil personas están ultra mega forradas, manejando platas ajenas, que pertenecen a las y los trabajadores y dándoles las jubilaciones que todos conocemos.”

-¿Por qué hacer un contrapunto entre los personajes que fueron dándole forma esta polís financiera, como Fernando Larraín Peña,  Manuel Cruzat y los hermanos José y Sebastián Piñera por un lado, con Luis Mesina, dirigente sindical de Banco Osorno y La Unión en ese entonces, y actual secretario general de nuestra Confederación Bancaria?

“Como libro narrativo periodístico, necesitábamos muchas fuentes de personas que hubiesen estado situadas en distintos puntos del sector financiero, teníamos a estos personajes que están en la parte alta de la pirámide, que toman decisiones de capital, que tienen influencia política en el régimen al punto de incidir en reformas, cuerpos de ley y regulaciones que son fundamentales para el sector financiero y por otra parte, una persona que hubiese estado en el ambito de los trabajadores del sector financiero que viera cómo se iban tornando operativas estas decisiones, como se iban introduciendo y llevando a la práctica en una institución concreta como lo era el Banco Osorno que hoy en día, después de sucesivas fusiones, terminó siendo el Banco Santander. Entonces claro, Luis está en esa situación de testigo desde el lugar donde está situado, como funcionario, como dirigente sindical, como persona que ve la información y la interpreta desde los trabajadores del sector”.

– El prólogo del libro, escrito en diciembre de 2021, tiene un tono optimista porque avisora un cambio drástico de este sistema económico surgido del quiebre democrático del 73, se habla incluso de su “derrumbe como narrativa hegemónica”, pero luego vino el resultado del plebiscito del 4 de septiembre… ¿ves el poder de la polis financiera detrás del triunfo del continuismo en septiembre pasado?

“El prologo merece revisión obviamente, porque es muy poco probable que la arquitectura del sistema cambie, bajo la correlación de fuerzas que hay hoy en el parlamento, en la opinión pública, es muy poco probable que la polis financiera pierda una parte sustancial de su poder, pero una parte si la va a perder. Y en ese sentido todavía se sostienen algunos conceptos que planteamos en esa introducción con Ignacio, porque ya no es hegemónica. Por ejemplo en el tema de la explotación del Litio, ya es casi un hecho que se va a crear una empresa estatal, antes no se hablaba de estos temas. En términos de la reforma de pensiones, la polis no tienen todos los huevos en su canasta, lo más probable es que el sistema se desarme, se descentralice y se les pase por partes a distintos actores y el Estado se quede con alguno de ellos.

Y creo que la economía de los próximos años va a ser más estrecha, más acotada muy poco expansiva como para que los discursos neoliberales se sostengan. Yo creo que es un periodo de inestabilidad geopolítica, con inestabilidad económica internacional. En Estados Unidos se está hablando de nacionalizar parte de la banca.

Y sobre la responsabilidad del poder de esta polis financiera en lo sucedido el 4 de septiembre, hay evidencia empírica del financiamiento de la campaña del rechazo, del rol muy activo de economistas o voceros de la polis financiera. Claro en ese resultado se combinaron muchos factores, entre ellos, un tipo de comunicación bien intenso, bien distorsivo, sumado a los errores no forzados de la propia Convención, pero sin duda la polis financiera financió fuertemente no solo los medios tradicionales, sino que también las nuevas plataformas”.

Luis Mesina, secretario general de la Confederación de Sindicatos Bancarios y Afines

“Lo que hicieron fue un zarpazo, un robo a mano armada, literalmente”

A los 20 años, cuando terminaba 1977, Luis Mesina entró a trabajar al Banco Osorno y la Unión, su primer trabajo fue en la sección de Canje, asentándose finalmente en Comercio exterior. Casi seis años más tarde, en marzo de 1982, era elegido dirigente sindical, en las primeras elecciones luego del golpe de Estado.

¿Cómo era el sindicalismo en ese período?

“Estábamos en plena dictadura militar. El mundo sindical se estaba recomponiendo había sido completamente diezmado, reprimido, pero no fue posible echar a toda la gente que venía de años anteriores al golpe militar, por lo tanto había cierta memoria histórica. Ya se había comenzado a aplicar el Plan Laboral que se promulgó el año 79, y se comenzó a limitar las libertades sindicales, se retringió el derecho a la negociación colectiva, que en la banca tenía un componente semi ramal, si bien es cierto, no era formalmente ramal pero tenía ciertos componentes que eran interbancarios. Todo quedó limitado al mundo de la empresa y a mi me correspondió negociar según los principios del Plan Laboral del 79, que imponía una cantidad importante de requisitos y condiciones. La negociación colectiva en Chile es la más regulada.

Yo trabajaba en un banco que habia generado un impacto por su crecimiento aunque duró muy poco, el Banco Osorno y La Unión era de propiedad del grupo Fluxá-Yaconi. Cuando me elegieron dirigente sindical, la Confederación Bancaria, en ese entonces, Federación Bancaria, estaba en manos del oficialismo, de dirigentes designados por la dictadura, por lo tanto no habia vínculos con los trabajdores, ni actividad sindical. En ese momento, habian varios dirigentes del cobre, de los bancos, del sector metalúrgico, entre otros, que eran afines a Pinochet y contaban con mucha cobertura periodística”.

-¿Existían dirigentes sindicales deginados en esa epoca?

“A través del Decreto Ley 198, dictado en esa epoca, se designaba a los dirigentes sindicales, les pedian a las empresas que les enviaran la nómina de los más antiguos, seguramente con alguna recomendación, y de ahí designaban algún funcionario para que fuese dirigente sindical.

Yo llegué cuando se produce el primer acto electoral en el banco y por tanto éramos gente que veniamos con la idea de reagrupar a los trabajadores para luchar por sus derechos. Se produjeron cambios en el Banco Osorno, en el Banco de Concepción, en el Banco Sudamericano y en el Continental.”

¿Se empezó  a rearticular el sindicalismo?

Si, entre el 1982 y 1983 comenzamos a rearticularnos, los sindicatos de los bancos que mencioné nos propusimos recuperar la Federación Bancaria para los trabajadores y así el año 83 se produce el primer Congreso, donde convertimos la federación en Confederación Bancaria de Chile y se elige una directiva que comienza a tomar en sus manos las reivindicaciones de carácter democrático, que eran las fundamentales en esa época.”

-El libro Todo legal, relata como se fueron fusionando los bancos y concentrándose la riqueza ¿cómo viste este período como dirigente sindical?

“Las fusiones se dan a fines de los 80, pero creo que la primera fusión importante  que se da en el sistema financiero chileno, es entre el Banco Osorno con el Banco del Trabajo, en 1988, que es la fusión de dos bancos de tamaño mediano, pero que sumados lograban cobertura a nivel nacional, por lo tanto se complementaban bastante bien y esa estrategia de fusión la llevó adelante el grupo Abumohor, pero quien lideró toda la estrategia fue Alvaro Saieh como gerente general y luego como presidente del banco. Tras lo cual comenzó a amasar su fortuna en el país. Tras vender Banco Osorno compró Corbanca, creó Corp Group, se fusionó con Banco Itaú, también es dueño de Copesa, de la cadena SMU, un multimillonario.

Esa es la primera fusión importante entre dos bancos que lograron un impacto en las colocaciones bastante fuerte, quedando debajo del Banco de Chile y del Banco de Santiago, pasando a ser un banco importante.

Después de los noventa se siguen haciendo fusiones importantes, en 1997 se fusionan Banco O’Higgins con el Banco Santiago. Luego, Banco Osorno es adquirido por Banco Santander, se produce un cambio importante en el escenario político económico en el país. El tiro de gracia viene a ser cuando el Banco Santander compra el Banco Santiago, que era el banco privado más grande del país, más grande que Banco de Chile en ese entonces, y por lo tanto se reduce significativamente la plaza de instituciones financieras que competían a nivel nacional. Desaparece el Banco Español, que habia sido también comprado por el Santander, el Banco Osorno y la Unión, el Banco del Trabajo, Banco O´Higgins, el Centrobanco y por tanto queda solo el Banco Santander compitiendo con el Banco de Chile hasta el día de hoy.”

-En el libro Todo Legal se plantea que el debilitamiento de los sindicatos y el traspaso de los ahorros previsionales a los privados eran dos partes de un solo plan que buscaba la financiarización de la economía, o el surgimiento de esta polis financiera como le llama el libro… ¿Coincides con esta visión?

“Claro, porque hay antecedentes que dan cuenta de esta estrategia que se había fraguado en la Escuela de Economía de la Universidad Católica por los primeros individuos que fueron a Chicago a hacer su posgrado: Barahona, Sergio de Castro, Rolf Lüders… Había una estrategia planificada que reconocen en el famoso libro El Ladrillo, en orden de potenciar el Mercado de Capitales en Chile y para poder potenciarlo se necesitaban recursos, y esos recursos estaban en los ahorros previsionales de los trabajadores… No es muy inteligente lo que hicieron ellos. Lo que hicieron fue un zarpazo, una violación a los derechos fundamentales, un robo a mano armada en forma literal, porque fue con las armas de la dictaura. En un proceso democrático no habrían podido quedarse con los ahorros de las y los trabajadores. Lo hicieron bajo un Decreto Ley, en noviembre del año 80 que privatizó el sistema, se eliminan las cajas de previsión, y se da inicio al sistema de AFP que cumplió 42 años de absoluto fracaso. Pero, ¿qué pasó con el patrimonio de las cajas de previsión de la época que eran algunas de ellas altamente exitosas? La Caja Bancaria era propietaria de varios cines que estaban en la calle Huérfanos, propietaria del Hospital Alemán que hoy es la Clínica Dávila, teniamos un centro médico en la calle Monjitas, era dueña de dos grandes hoteles en Algarrobo, de unos terrenos de más de cinco hectáreas en Avenida Las Condes. Todo eso fue expropiado sin indemnización por esta gente. José Piñera y Hernán Buchi, a través de decretos remataron todos los bienes de la Caja Bancaria a sus amigos, y lo sabemos porque nosotros ibamos a los remates y en los remates estaban los mismo ex gerentes y ex directores de grandes bancos. Estaba todo arreglado. La actual clase empresarial, gran parte ella, es absolutamente ilegítima, porque su riqueza fue en base al robo que hicieron en el período de la dictadura”.

¿Y qué piensas de que aún se mantengan en el poder?

“Hay dos explicaciones la primera es que no ha habido la voluntad política para hacer los cambios, pero la principal es de carácter financiero y económico, porque construyeron un mercado de capitales que ha permitido generar una abusiva concentración del ingreso, ha permitido que grupos económicos expandan sus fortunas dentro y fuera del país, al mismo tiempo, ese mismo modelo ha permitido acallar a quienes en algún momento pensaron en cambiar las cosas, acallarlos con un cañonazo de un millón de dólares, y lo han hecho con muchos políticos que no resistieron y terminan aplaudiendo el sistema”.