Desde hace décadas, cada 8 de marzo, se celebra el Día Internacional de la Mujer, jornada en donde todas las mujeres de Chile y del mundo reivindican la igualdad de género.
Cada año, con el motivo de conmemorar este día, se realizan manifestaciones, encuentros y actividades por los derechos de la mujer y en contra de toda desigualdad, que todavía continúa presente en muchos ámbitos. La necesidad de volver a encontrarse en las calles a lo largo del país se hace fundamental posterior a dos años de pandemia, que significó transformaciones profundas en el trabajo remunerado y en el trabajo doméstico no remunerado.
Previo al contexto de la pandemia del COVID-19, Chile había alcanzado una histórica participación laboral femenina de 53,3%, la cual retrocedió en más de 10 puntos en el peor momento de la crisis sanitaria, según cifras de la Comisión para el Mercado Financiero, asimismo, en su vigésimo informe sobre Género en el Sistema Financiero, alertó que esto último se observa especialmente en sectores como comercio, organizaciones sin fines de lucro, comunicaciones y otros rubros con alta participación femenina.
Efectivamente, la crisis sanitaria afectó gravemente lo avanzado por las mujeres en derechos laborales, la implementación del teletrabajo ha implicado una situación desigual entre las y los trabajadores. Para las mujeres, el teletrabajo significó asumir conjuntamente, en la mayoría de los casos, el trabajo asalariado conjuntamente con el trabajo no remunerado de las labores de cuidado y propios del hogar, generando estrés y una mayor sobrecarga laboral. Esta situación no está contemplada en la Ley de Teletrabajo, por ejemplo, la que carece del necesario enfoque de género, una de las deficiencias que hizo notar la delegación de dirigentes de la Confederación de Sindicatos Bancarios y del Sector Financiero ante la Comisión de Trabajo de la Cámara de Diputados, durante la discusión de esta ley.
Frente a esto cobra especial importancia reconocer el trabajo invisibilizado que ejecuta por regla general el género femenino, aquel trabajo no remunerado que es de crucial importancia para las sociedades capitalistas. Así lo describe la escritora y activista feminista, Silvia Federici: “Partiendo de nuestra situación como mujeres, sabemos que la jornada laboral que efectuamos para el capital no se traduce necesariamente en un cheque, que no empieza ni termina en las puertas de la fábrica, y así redescubrimos la naturaleza y la extensión del trabajo doméstico en sí mismo. Porque tan pronto como levantamos la mirada de los calcetines que remendamos y de las comidas que preparamos, observamos que, aunque no se traduce en un salario para nosotras, producimos ni más ni menos que el producto más precioso que puede aparecer en el mercado capitalista: la fuerza de trabajo”.
En entrevista al medio alemán, DW, Paula Poblete, directora de estudios de Comunidad Mujer, afirmó que: “El trabajo no remunerado repercute al final, pero la verdad es que afecta siempre la vida de las mujeres”. Esto, puesto que «las mujeres tienen más dificultades para la inserción laboral, porque deben conciliar casa con trabajo, y además tienen menos tiempo, y eso repercute en su salud mental y en calidad de vida”.
Esta es una de las razones que explicarían el fenómeno evidenciado en la Encuesta Nacional de Empleo del INE correspondientes al trimestre móvil noviembre de 2021-enero de 2022,(ENE) cuyas cifras demostraron que las tasas de participación femenina se situaron en 48,3% y en 69,6% en los hombres, una brecha de -21,3 puntos porcentuales.
Actualmente, el desafío consiste en dar cuenta que no solo se busca interpelar la relación histórica entre el hombre y la mujer, sino que a todo lo construido a partir de la cultura del patriarcado, y es por esto que la esperanza de los movimientos sociales está puesta en la Convención Constitucional, en donde las constituyentes feministas han insistido en esto. Instalando así, hasta el momento, la paridad y perspectiva de género en todas las comisiones temáticas de la instancia que elabora la nueva Constitución que regirá el país.
En correspondencia con esto, la vocera de la Coordinadora Feminista 8 de Marzo, Wayra Villegas, sostuvo, en conversación con Radio Universidad de Chile, que esta conmemoración es cada vez más inclusiva. Si bien tiene su origen en los derechos de las mujeres trabajadoras, “hoy por hoy se puede decir que es una lucha interseccional, intergeneracional, anticapitalista y antiextractivista porque intenta hacerle frente a todas las problemáticas y a todas las interpelaciones que hace el movimiento feminista” explicó.
A través de sus redes sociales, las organizadoras convocaron a mujeres de todo el país a congregarse en los distintos puntos de encuentros convocados. En el caso de la Región Metropolitana la convocatoria es en el sector de Plaza Dignidad (Baquedano) a las 17:30 horas, bajo la consigna “por la vida que nos deben”.