En presencia de Guillermo Arthur, presidente de la Asociación de AFP, Solange Berstein, Superintendenta de Pensiones y los senadores Navarro, Bianchi y Tuma, presidente de la Comisión, el dirigente bancario expuso en forma contundente el por qué los trabajadores no queremos más AFP
En representación de una serie de confederaciones, federaciones y sindicatos aglutinados en el movimiento “EN BÚSQUEDA DE UNA NUEVA PREVISIÓN. NO + AFP”, primeramente hizo uso de la palabra, la Secretaria General de la Confederación Nacional de Funcionarios de Salud Municipalizada (CONFUSAM), señora Carolina Espinoza, quien explicó que representaba a distintas entidades sindicales como la Confederación Bancaria, la Confederación Minera de Chile (CONFEMIN), la Federación Nacional de Profesionales Universitarios de los Servicios de Salud (FENPRUSS), el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Construcción, el Montaje y otros (SINTEC), el Sindicato Interempresa Nacional de Telecomunicaciones (SINATE), el Movimiento por la Previsión y la Seguridad Social de Concepción, el Sindicato SITECO y la CONFUSAM, cuyos afiliados discrepan de la información oficial respecto del sistema de AFP, por no ajustarse a la realidad actual de las trabajadoras y de los trabajadores del país.
Agregó que esta materia es de una gran trascendencia para todas las chilenas y los chilenos, requiriéndose corregir un sistema que produce situaciones totalmente injustas, para lo cual manifestó la disposición del movimiento a conseguir una verdadera reforma previsional.
Enseguida, intervino el Secretario General de la Confederación Bancaria, señor Luis Mesina, el que evidenció la existencia de dos lógicas para abordar el problema previsional chileno. Desde la Superintendencia de Pensiones y desde la Asociación de Administradoras de Fondos de Pensiones la mirada se construye paradigmáticamente sobre ciertos dogmas. Los datos concretos dejan en evidencia que frente a una realidad material concreta se presentan miradas antagónicas, tal como la Superintendenta de Pensiones que entregó una cantidad importante de información, especialmente sobre la última reforma previsional, que finalmente constituyen antecedentes sin relevancia, puesto que dicha autoridad expresó que el gran problema del sistema es la densidad de las cotizaciones coincidiendo en este punto con el Presidente de la Asociación de AFP. Asimismo, la Superintendenta de Pensiones nunca dijo cuál es el número total de trabajadores afiliados, en circunstancias que son 9 millones 220 mil 325 personas, según los datos de esa misma entidad. De ese número cotizan 5.063.443, esto es, menos de la mitad y el 72 % de ellos cotiza sobre remuneraciones inferiores a los $320.000.
Agregó que la Organización Internacional del Trabajo ha precisado que observada la rentabilidad de un capital de los fondos de pensiones en 40 años, no genera una rentabilidad superior al 1%, porque los ciclos económicos de las inversiones de capital no lo permiten, más aún con la magnitud del monto de capital acumulado en Chile que representa cerca del 60% del producto. Es casi imposible encontrar nichos donde la rentabilidad de ese capital pueda generar retornos que sean cercanos al 4%, que era la línea trazada por la Asociación de AFP.
Respecto al tema de la densidad de las cotizaciones, presentó dos casos de personas que han cotizado ininterrumpidamente durante un período de tiempo, con un futuro resultado desmedrado de sus pensiones: trabajador A, hombre, remuneración promedio $650.000, antigüedad de trabajo en el ámbito bancario de 35 años, bono de reconocimiento $16.800.000, 56 años de edad, pensión estimada por la AFP para los 65 años $300.000. Trabajador B, mujer, remuneración promedio $450.000, antigüedad en el trabajo 25 años, 50 años de edad, acumula 20 millones en el fondo, sin bono de reconocimiento, pensión estimada a los 60 años $190.000.
Añadió que cuando se fundamentó la instalación del sistema de capitalización individual, el argumento principal giraba en torno a la crisis en que se encontraban los sistemas de reparto, unido a otros sofismas que se manifestaron en un período oscuro de nuestra historia, época donde los trabajadores no pudieron expresar su opinión. Sin embargo, en la actualidad los trabajadores pueden hacerse escuchar para decir que los dueños de las Administradoras de Fondos de Pensiones han rentado sobre sus utilidades un 17, 48%, un 26,46%, un 31,96% el año 2006, un 32, 73% el año 2009, en circunstancias que los trabajadores habían perdido casi un 40% de la rentabilidad el año 2008. Al parecer, indicó, de repente se ofende la inteligencia de los trabajadores chilenos, ya que se les dice que en un año perdieron un 40% de la rentabilidad y al año siguiente que se obtuvo una rentabilidad del 43% cuando todos saben que si se invierte 100 y se pierde 43, la tasa de proyección del año siguiente es de un capital menor que nunca se recupera.
Prosiguió diciendo que lamentablemente la discusión transita en el ámbito tecnocrático, que esconde el fundamento esencial de este sistema. La Constitución Política no garantiza a los trabajadores el derecho a la elección y vuelve a presentarse el tema del dogma en esta materia, ya que existen aquellos que se ufanan en defender toda iniciativa bajo la concepción del lucro, de la que es totalmente ajena la seguridad social, que tiene una base esencialmente humana y de protección. No obstante ello, las sociedades anónimas continúan manteniendo un lucro que desconoce la verdadera realidad de los trabajadores.
Recordó que el Presidente de la Asociación de AFP manifestó que las administradoras de fondos de pensiones han significado un aporte a la sustentabilidad económica del país, contradiciendo el objetivo de dichas entidades y del sistema de pensiones. El ahorro de los dineros de los trabajadores ha permitido que las grandes empresas puedan disponer de una masa monetaria, casi a costo cero, la que prestan a los mismos trabajadores a un precio exorbitante. El artículo 45 del decreto ley N° 3.500, de 1980, señala que las inversiones que se efectúen con recursos de un Fondo de Pensiones tendrán como únicos objetivos la obtención de una adecuada rentabilidad y seguridad. Todo otro objetivo que se pretenda dar a tales inversiones se considerará contrario a los intereses de los afiliados y constituirá un incumplimiento grave de las obligaciones de las Administradoras.
Agregó que, además, se ha tenido que aceptar un neologismo, puesto que las administradoras de fondos de pensiones inventaron el concepto de rentabilidad negativa, que realmente no existe, ya que o es rentabilidad o es pérdida. En consecuencia, el artículo 45, a pesar de haber sido elaborado en un proceso donde los trabajadores no tuvieron la posibilidad de debatir, dejó claramente establecido que las AFP no podían garantizar pérdidas, precepto transgredido el año 2008, época en que según las cifras de la Superintendencia de Pensiones los trabajadores perdieron 27 mil millones de dólares. Si se realiza el ejercicio de considerar el monto acumulado del año 2007 a la fecha, incorporando todos los aportes de los trabajadores, se obtiene como resultado una pérdida cercana a los 40 mil millones de dólares, monto que equivale a lo que necesita el Estado español para resolver su crisis interna, es decir, los trabajadores chilenos han perdido de sus ahorros previsionales la misma cifra que requiere un país desarrollado para resolver su problema de liquidez.
Precisó que en esta materia la discusión transita por una lógica que no guarda relación con la lógica que tienen los trabajadores, quienes necesitan una pensión jubilatoria digna equivalente al 70 o 75% de la remuneración percibida en servicio activo; que, además, requieren una adecuada atención de salud y que se les garantice, a partir de la nuevas patologías surgidas de las relaciones de producción, cobertura de las enfermedades profesionales.
Prosiguió señalando que siendo las administradoras de fondos de pensiones sociedades anónimas, en el sistema previsional los mandantes, esto es, los trabajadores dueños del capital, no pueden remover al mandatario, figura que es la esencia del capitalismo, porque si un gerente al final del ejercicio financiero informa que tuvo pérdidas es despedido. En el sistema previsional ello no ocurre, sino que se ha escuchado que los directores de las AFP se aumentarían los sueldos. Toda esta situación configura una aberración incluso respecto del sistema capitalista, de modo que el Movimiento plantea poner fin a las AFP, reivindicando el derecho a la elección libre del sistema previsional.
Respecto de Europa, destacó que el sistema de reparto incluye un aporte patronal, realidad que en Chile no existe, ya que los empleadores se desentienden de toda la seguridad social de sus trabajadores. En Francia, España y Alemania el aporte estatal y patronal ha sido fundamental. En estos momentos España enfrenta la crisis gracias a los regímenes de reparto, porque si no existiera la tasa monetaria de la cual disponen los trabajadores se haría imposible generar un ciclo económico que permitiera mantener la demanda agregada de los trabajadores españoles.
Aseguró que los trabajadores que representa quieren un régimen de reparto y que se restituya la posibilidad de formar corporaciones privadas sin fines de lucro, de modo que los trabajadores tengan la posibilidad de administrar sus propios aportes, porque ahora pagan 10, 11 o 12 % a las AFP y un 8% a la salud, y si a ello se sumara un aporte estatal y patronal se podría resolver el problema de alcanzar pensiones dignas, es decir, cercanas al 70 o 75 % de la remuneración recibida en la vida activa.
Enseguida hizo expresa mención de la responsabilidad que le asiste a los empleadores en restituir el financiamiento y el aporte patronal a la seguridad social, materia que la propia Organización Internacional del Trabajo le ha hecho presente en forma reiterada al Estado chileno, indicándole que no es posible que exista un solo sistema previsional fundado en el ahorro forzoso de los trabajadores que, además, presenta pérdidas para el fondo de cada trabajador.
Añadió que una reforma al sistema previsional es fundamental, ya que los regímenes de reparto cumplen un rol importante contra-cíclico en las crisis económicas, fortaleza que no poseen los regímenes de capitalización individual, porque a contrario sensu acompañan las crisis, ya que el volumen de ahorro previsional es exorbitante y hace imposible generar rentabilidad. En los regímenes de capitalización individual las crisis económicas determinan el curso que tendrán los fondos que son de propiedad de los trabajadores y, en cambio, en un régimen de reparto se posibilita que los trabajadores que gozan de una pensión equivalente al 70 o 75 % puedan continuar con una demanda agregada que le permita al Estado detener el efecto de una caída más fuerte de la economía.
Finalizó su exposición señalando que los trabajadores no quieren más administradoras de fondos de pensiones. Dichas entidades nacieron para dar pensiones y no cumplen esa finalidad, ya que pagan menos de 500 mil pensiones.
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