Por prácticas antisindicales e incumplimiento de compromisos.
Con pitos, banderines y challas, dirigentes del sindicato del Banco Ripley, acompañados de los sindicatos que conforman la Confederación de Sindicatos Bancarias y Afines, irrumpieron en la sede central del Banco Ripley, ubicada en Huérfanos 1060, en rechazo a las prácticas antisindicales, propiciadas por el jefe de seguridad, Jaime Astorga, y por el incumplimiento de los compromisos contraídos con el sindicato, por Osvaldo Barrientos, gerente general de la entidad, en razón de extender los beneficios obtenidos en la negociación colectiva del año 2011 a los trabajadores que ingresaron posteriormente. “Tenemos el compromiso de un gerente que da la mano a esta directiva para sellar un acuerdo y después no respeta su palabra. Esto explica el descontento de la gente de toda el área comercial, que vende todos los productos de Banco Ripley y a cambio no recibe nada”, señala Patricio Sanhueza, presidente del sindicato, explicando con ello los motivos de la manifestación: “este señor se ha mofado de esta directiva y de los trabajadores, por eso esta protesta”, puntualiza.
Luis Mesina, secretario general de la Confederación Bancaria, subrayó que Banco Ripley es una institución “que durante años ha acumulado riquezas, donde sus dueños, hace poco vendieron Johnson al grupo Paullmann a precio irrisorio, con un perdonazo de impuestos internos”, y que siendo “una empresa que gasta millones a diario en publicidad, es incapaz de respetar los derechos fundamentales de los trabajadores. Banco Ripley, al igual que la gran mayoría que las empresas de este país, viene acumulando su riqueza sobre la base de la explotación de sus trabajadores, y sobre el castigo permanente a los usuarios del sistema. Piensen ustedes –interpela el dirigente a los transeúntes de Paseo Huérfanos que se detuvieron a escuchar la manifestación–, cuánto terminamos pagando por un crédito que la banca compra a 5% de interés anual y nos lo vende a los usuarios, con un interés que supera el 50%”, agregando que es por ello que “los trabajadores chilenos debemos ponernos de pie, así como los hicieron y los siguen haciendo los estudiantes en la lucha por una educación pública, gratuita y de calidad. De igual manera necesitamos que los trabajadores, el pueblo chileno, se ponga de pie para exigir que los derechos fundamentales de las personas se respeten”, concluyó.