Pulso de la economía mundial – La anunciada recuperación global que no llega.


 

El Fondo Monetario Internacional ha rebajado las proyecciones de crecimiento económico mundial.  De acuerdo con el organismo el crecimiento será de 3,3% este año y 3,6 el año 2013, en julio pasado había proyectado 3,5% y 3,9% respectivamente. Junto con anunciar la baja de sus expectativas de crecimiento mundial, el FMI dijo que la crisis europea es la mayor amenaza actual a la economía global, y manifestó sus temores ante una posible catástrofe fiscal en los Estados Unidos, señalando que “espera que las autoridades de EE.UU prevengan el abismo fiscal, aumenten el techo de la deuda federal y restauren la sustentabilidad fiscal”.

Además el organismo internacional advirtió que “Es probable que el desempleo se mantenga elevado en muchas partes del mundo, y las condiciones financieras se mantengan frágiles”.

Las proyecciones de crecimiento del FMI se basan en dos supuestos: El primero es “que las autoridades europeas adoptarán políticas que relajarán gradualmente las condiciones financieras en las economías de la periferia”, activaran el Mecanismo de  Estabilidad Europeo (ESM) y “al mismo tiempo que articulan un patrón creíble y comienzan a implementar medidas para alcanzar una unión bancaria y mayor integración fiscal”, el otro supuesto es que los Estados Unidos evitarán el abismo fiscal a que los conduciría los  aumentos importantes y automáticos de impuestos, y recortes rápidos de gastos federales que están implícitos en el actual presupuesto, que tiene un techo de endeudamiento fiscal. Incluso así, el FMI ha advertido que las posibilidades de una desaceleración global, son “alarmantemente altos”.

De acuerdo con el FMI, en Asía la locomotora del crecimiento será China, ya que espera que la actividad será estímulada por la aprobación de nuevos y generalizados proyectos de construcción de infraestructura. El otro gigante asiático, la India, es peor evaluado. El organismo internacional rebaja su crecimiento anual esperado desde 6,1% en el reporte de julio de 2012, al 4,9%, pero nuevamente optimista espera que con la implementación de reformas anunciadas, y mejores condiciones de la economía global, el crecimiento de la India en 2013 sea de 6%.

Las proyecciones del  FMI, son optimistas en lo que respecta a economías que llama “en desarrollo”, como Brasil, Chile,  y Perú, en estos países “el alto crecimiento del empleo y un sólido consumo continuarán impulsando la demanda y, junto con un relajamiento macroeconómico, apoyarán una inversión y crecimiento saludables.” Pero advierte que “Sin embargo, las tasas de crecimiento no volverán a los niveles pre-crisis.”

Está claro que si se produce la temida contracción brusca de la economía china, sus efectos recesivos se transmitirán en oleadas a toda la economía mundial, y se acabará la bonanza de los países en desarrollo, cuyo crecimiento relativamente alto está vinculado directamente a la demanda de commodities desde China, que se ha transformado en el principal socio de comercio exterior de nuestros países.

Por su parte, ayer durante una conferencia en la gira que está realizando en India El secretario del Tesoro de EEUU, Tim Geithner, advirtió que pasará mucho tiempo antes de ver la recuperación de las economías desarrolladas. «Las reformas que han llevado a cabo (en Europa) van a tardar años y años en dar frutos, incluso si uno es optimista (…). Lo más probable es que veamos durante largo tiempo un ambiente desafiante para el crecimiento en Europa».

En este ambiente global recesivo o de bajo crecimiento, están creciendo los conflictos entre las potencias capitalistas tradicionales, y entre estas y las potencias emergentes. El mapa geopolítico se está transformando. China y Brasil han reaccionando al nuevo paquete de Flexibilidad Cuantitativa – QE3, de los Estados Unidos, la masiva inyección de liquidez al sistema bancario con la que las autoridades de la reserva federal intentan evitar una recaída en la recesión y relanzar la economía norteamericana, haciendo más competitivas sus exportaciones al debilitar el valor del dólar. Tanto China como Brasil han denunciado está política como una nueva guerra de divisas, dirigidas contra sus economías. En el pasado las dos flexibilizaciones cuantitativas no tuvieron los resultados esperados por sus impulsores en la economía norteamericana, ya que no provocaron mejoras de la inversión productiva y una alta recuperación de la demanda, más bien, lo que ocurrió fue que los inversores colocaron gran parte de los fondos que recibieron en mercados especulativos en los países en desarrollo o “emergentes” y en commodities (minerales, productos agrícolas, celulosa, harina de pescado etc.) donde esperan mejores ganancias.

Los países en desarrollo sufrieron efectos adversos de está llegada súbita de divisas especulativas. Entre ellos el llamado “mal holandés” que ha experimentado Chile. La caída del tipo de cambio del dólar que perjudicó a los exportadores, especialmente a aquellos no extractivos, la inflación de los precios de los bienes inmuebles y otros activos. Esto  redujo la competitividad de las exportaciones de estos países. Por otro lado, la caída relativa del valor del dólar el dólar aumentó la competitividad de las exportaciones de Estados Unidos, por supuesto a esto apuntan las autoridades monetarias norteamericanas.

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